miércoles, octubre 15, 2008
Estoy resfriada. Mi simpático feriado (que aún no pude compartir con ustedes, pero lo haré, lo haré) me ha pasado una factura mucho más alta de lo que esperaba (en toooooodo sentido).
La inercia (y algo "bastante" de autosuficiencia) me llevó a la oficina. Había misiones que cumplir y como llevo en la sangre el "estilo" Bolognesi, me quedaría hasta quemar el último cartucho. Y ¡oh si que lo quemé!
Volví a casa como a las 5pm, gracias a que cancelaron una nefasta reunión programada a las 7:30pm. Estuve inconsciente hasta hace una hora y… bueno… tenía que ver que había sucedido mientras dormía. Me encontré con los nuevos ministros, una casa llena de muchachos (mi padre y mis hermanos), ruido de tele por un lado y de música por el otro (Oh si! Era esa canción nueva de la Spears en la que sale calata en el video, otra vez).
Me levanté (por todo el ruido, obviamente) con unas ojeras hasta el cuello, la cabeza retumbando aún, con frío y algo mareada. Tiempo que no me resfriaba así. Además éste es el primer resfrío de mi suturada nariz :S (la está sufriendo). Mi enfermero de cabecera, el menor de mis hermanos, se encargó de mí: del matecito de coca, de la mini cena, de arroparme y de darme parte de los mimos y abrazos que demandaba por la tarde.
Entonces me acordé de ese comercial (no réclame, no propaganda) de mentholatum que salía en la tele y decía “Y mi naricita.. y mi gargantita.. y mi pechito”. Donde de pronto aparecía una joven y sonriente mamá con aquel pomito verde (en caso de emergencia se usaba la latita naranja) y frotaba el pecho de aquella nena. Al instante veíamos como los “vapores medicinales” provocaban alivio inmediato a los malestares de la pequeña.
Pero mi recuerdo de niñez venía más por contraste que por asociación. Me explico: mamá trabajaba fuera de casa, y mucho; por lo que la encargada de esos cuidados era la “nana”. Mamá llegaba tarde a casa (nunca más que yo por estos tiempos, claro) y apenas alcanzaba el beso de buenas noches.
¿Papá? El “doctor” siempre tuvo unos métodos que puedo describir entre tradicionales e incomprensibles. Siendo un entendido en el tema se negaba a recetar hasta el “desenfriolito”, a pesar de que sabía buenazo, y aplicaba terapia de tecito caliente con limón y miel, hasta cosas fuera de lo común que no voy a compartir, porque aquellos remedios caseros de su niñez aún me bloquean el cerebro.
Imaginar la próxima escena era tan extraño como improbable. Sobre todo porque en los ochentas los papás no se encargaban de los resfríos ¬¬
En fin, qué le hacemos, pues. Estos padres ochenteros no estaban preparados para afrontar un resfrío infantil como en la tele ¿podré hacerlo yo?
lunes, octubre 13, 2008
Meme de las seis cosas
Lunes en la mañana, Romy con la hipersensibilidad al 120%. Se abre la "ventanita asesina" de invazor avisando... te he incluido en un meme. Lo leí. Como nunca la mañana está relax. Dos de cinco proyectos se han cerrado y solo queda pendiente un entrenamiento para la tarde. Todo está en cancha ajena, jeje. Pensé en responder y, lo increíble, pude!!!
Al parecer, por más enfermo que suene, la hipersensibilidad provoca inspiración. Digo, despues de haber dormido casi todo el domingo: cuatro horas en la mañana, cuatro horas en la tarde con intervalos para comer, cual rutina de neonato, la mente se encuentra algo fresca.
Bueno, procederemos al meme de las seis cosas:
1.- Me fascina la playa, sobre todo en invierno (razón por la cual me encuentro resfriada en este momento). Ver la inmensidad del mar cuando no hay tantos niños haciendo bulla porque quieren un helado, o adolescentes jugando voley, paleta o demás, o alguna regordeta en un hilo dental que prácticamente resulta imperceptible por la cantidad de carne alrededor.
2.- Adoro comer, y si es con un buen vino mejor. Los almuerzos de viernes con Analía son maravillosos. Mis preferencias van desde el sushi, las pastas, la comida china, la comida chatarra (aunque me resulte culposa), comida criolla (incluyendo el arroz con pollo con la receta de mi abuela), el chocolate, los helados, entre otros.
3.- Amo dormir, sobre todo en la playa. Soy una fugitiva, del trabajo, de mi casa, de mi misma… nada como dormir (a menos que tengas pesadillas :S). A propósito de lo fugitiva, me encantan los aviones, viajar, tener la sensación de poder dejar atrás esa Lima gris a la que siempre quiero volver.
4.- La sierra, sobre todo por su gente. El sol todo el tiempo, el clima definido, la nobleza de alguien que no quiere aprovecharse de ti al tomar un taxi y cobrarte el triple de la tarifa cuando eres más peruana que la chicha de jora.
5.- Me encanta bailar. Es uno de los (ahora pocos) momentos en los que soy libre. Juego, disfruto. Me hace feliz.
6.- Mis amigos, sus locuras, lo mucho que me hacen reir (y algunos enojar). Es que soy aprehensiva. Pase lo que pase, ando pendiente de todos ellos, todo el tiempo, aunque no estén físicamente a mi lado. Esta enfermiza tranquilidad que me da tenerlos siempre al otro lado de la línea.
¿Qué es lo que detesto?
1.- Que me quieran ver la cara. Por ser mujer, por ser educada, por ser buena gente o por no mandar a la miércoles de manera literal. Que me digan “mamita” seguido de cosas que no son ciertas, porque es lo que se dice en esas situaciones o porque creen que las quiero escuchar. Como si no fuera lo suficientemente sensata para darme cuenta (y entender) cómo funcionan las cosas.
2.- Decir las cosas más de dos veces y estar cargoseando por ello. Aprendí, me enseñaron, me acostumbré, o lo que sea, a que una vez que me decían o encargaran las cosas me programara para cumplirlas en los plazos estipulados. Si no entendía, preguntaba; si me iba a faltar tiempo, avisaba. Tan sencillo como eso. El problema es que asumí que el resto de la gente también debería actuar de la misma forma.
3.- La ineptitud, ineficiencia, la falta de sentido común. Que es parte de no poder contar con las otras personas. No poder delegar con tranquilidad porque a veces el buen criterio se torna inexistente. Odio no poder apoyarme en otras personas aunque sea un ratito, tan solo para tomar aire.
4.- Postergar el placer en general (comer, dormir, y los otros dos). Aunque soy una sumisa del sistema, y generalmente soy demasiado "lady" para no hacer las cosas en su momento y lugar. Pero lo ODIO!!!
5.- El menosprecio al próximo. Que algunas personas sean tan cretinas en criticar a sus semejantes solo para sentir que se diferencian. Lo cual refleja excesiva intolerancia. Y si bien en algunos casos es comprensible, creo que antes de que uno se pregunte “y este… ¿a quién le ha ganado?”, debería preguntarse “y... ¿a quién le gané yo?”
6.- Los “bacancitos” hijos de la estirpe “yo todo lo puedo”, “no contemplé en mi plan la posibilidad de fallo, porque eso no va a suceder”, “yo ya conozco esas reacciones en la gente”… etc, etc. A pesar de que les tengo mucha tolerancia, porque hasta cierto punto me divierten, es algo que más de una salida no se soporta. La condición de “ser humano” es tan rica y tan atractiva que creo podría explotarse un poco más.
Bueno, creo que la parte final es embaucar a otros seis más para que lo completen... y como analix ya lo hizo... los elegidos son: indexante (aunque dudo que lo haga), calu, pairazaweb, milton, girasol y carla
sábado, octubre 04, 2008
El cuento más corto y más bonito que has leído en tu vida.
Había una vez una muchacha que le preguntó a un chico si se quería casar con ella.
El chico dijo 'no'.
Y la muchacha vivió feliz para siempre,
Sin lavar, Laundry
sin cocinar, Cooking Dinner
sin planchar para nadie, Ironing
saliendo con sus amigas, Ladies Night Bachelorette Party
tirándose al que le daba la gana, Couple In Bed
gastando su dinero en si misma, Shopping Spree
y sin trabajar para ninguno, Shopping 2
FIN
...El problema es que de chiquitas, NO nos contaban estos cuentos....
Y... ¡NOS JODIERON CON EL MALDITO PRINCIPE AZUL!
P.D.: Acabo de recibir esto por correo y francamente merece compartirse. Dedicado a mis mejores amigas solteras :)