Son las 8:30am del 25 de diciembre y yo ya estoy despierta. Al parecer aún mantengo esa costumbre infantil de ser la primera en dar vueltas por la casa de mis padres en cualquier feriado o fiesta de guardar.
Superada la cresta de la ola laboral, que aún tiene un pequeño remanente que me hará estar en la oficina los días laborables de esta semana (claro que super relax), ya estoy mucho más tranquila. Cerramos actividades el jueves y he dormido los últimos tres días, tanto así que ya no se me ocurre qué cosa nueva hacer en casa :S
Los últimos días (para ser exacta el último mes) anduve un tanto obsesa con la chamba. Pasé “n” domingos en la oficina y, “n” mañanas despertando a las 7am y, en lugar de ir al gym, encendiendo a la pequeña “malevobaby” para revisar cuestiones de chamba. Así pasé por encima algunas cosas simpáticas.
El concierto de Soda, al que fui con Freddy y los amigos de la novia y, cuya experiencia está mejor descrita por Chalo (aunque el estuvo en otra zona). Ahora veo que no me equivoqué cuando, muy por los palos, tomé la decisión de ir. Valió la pena. Además que la compañía fue espectacular. Naturalmente, como todos, me encontré con medio Lima, desde compañeros de universidad y aventuras, hasta clientes y proveedores. Fue divertido.
La semana pasada volví al cine después de tiempo y vi una pela con Deb. Meses que no salía con ella ni a comprar caramelos :S Vimos Encantada. Si, si, al estilo Walt Disney (que voy a hacer me gustan las historias con brujas) . Valga la redundancia, me encantó la película. Hace algún tiempo, poco más de un año, una historieta de este tipo habría sido causa de las más profundas náuseas; sin embargo en esta ocasión me resultó impresionantemente ad hoc la metáfora de la puerta de ingreso a un nuevo mundo donde también se puede encontrar la felicidad (jajajaja. ok, ok, prometo dejar las drogas ;))
Lo de la vida social descuidada de la que hablaba en el post anterior probablemente se sintió aludida y se esforzó en demostrarme que solo fue un fin de semana sin suerte. El baileys se acabo a la semana siguiente con gente de la chamba y producto de la navidad vinieron los intercambios, reencuentros y celebraciones.
¿Qué le pedí a Papá Noel? Pues nada. Estaba pensando en hacer una lista, pero decidí dejarla para año nuevo. Más que pedidos, tengo propósitos mil. A pesar de todo, el balance de este año es super positivo en todos los sentidos. Así que más que pedir, me toca agradecer (y jodido).
Anoche con la familia, nos dimos cuenta que cada uno había logrado de verdad cosas importantes que quería hacer. Verlos felices y tranquilos fue el mejor regalo. Aunque me quedó la sensación de que “faltan niños”. Espero que mi hermano Rubén se encargue de la misión para las próximas navidades. Yo paso, aún.
Espero que ustedes también la hayan pasado muy bien en compañía de sus familias y amigos. Desde aquí les envío mis mejores deseos y sentimientos para que Dios los siga iluminando.
Sretan Božić!
(Feliz Navidad!)