Amanecí sin voz. Pedí un día de silencio porque tenía que honrar el recuerdo, pero mamá naturaleza se la tomó con ganas y me dio dos. Siempre generosa conmigo. Hoy no se me escucha ni un miserable decibel.
Reconocí lo dependiente que soy de mis palabras. No pude tomar un taxi, hacer una sola pregunta durante mi capacitación, responder una sola llamada de la oficina, hacer las coordinaciones de siempre, ni decir una “frase célebre”o jugarle bromas a la gente de la pajarera, tampoco ordenar mi almuerzo y mucho menos decir qué me dolía para que me pudieran decir qué podía tomar.
Así eche mano de varios correos electrónicos para facilitarme la única comunicación posible desde que nos bloquearon el Messenger. Muy pocos respondieron, seguro porque últimamente mi servidor es un desastre, pero igual se agradece. La ingeniosa salida no fue tan efectiva. De pronto escuchaba “chicas, una pregunta” y yo no podía responder más que con señas y me quedaba con tanta info por soltar. Demasiado frustrante.
La idea de los post its se acabó cuando me tomaron demasiado tiempo y me perdía la ilación del tema y sobretodo la oportunidad. Algo deprimida salí a almorzar con la sis. Ambas necesitábamos nuestro baño de “Magma”. Y vaya que nos reanimó, jajaja.
Hacia la tarde decidí concentrarme al 100% en mi informe. Sin ocio creativo. Mi misión era el informe. Finalmente, para eso enrumbé a la oficina hoy. Y a eso me dedique. En realidad fui a trabajar porque el deber llama y porque soy una masoquista completa. La garganta me dolió todo el día. Pero incluso el dolor era soportable. Lo que hasta ahora no aguanto es no poder hablar.
Al final del día una llamada al cell, de las pocas que pude contestar (más por la necesidad que por la capacidad). Era mi madre. Por fin con la gran receta que aliviaría mis males y la promesa de una inyección que me dejaría como nueva para mañana.
Casi a la 1am, el gran remedio no llega y creo que por hoy no lo hará. Ni modo. Querida clínica, allí nos vemos.
3 comentarios:
Ah, por lo que veo, supuse bien el motivo del silencio.
Suerte, mi estimada, con el resultado de los químicos. Al menos el Magma sirvió para levantar los ánimos, y tal vez más tarde un Don y una Doña toquen tu puerta.
Hablamos, cuando puedas.
Lo olvidaba: pensé que ibas a escribir algo al respecto y hasta pensaba en las imágenes que podías usar... ¡pero la que elegiste te quedó de campeonato!
Te sorprende que te sorprenda? Q sorpresa!
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