Al final del sueño
Salí de vacaciones y me quedé dormida.
Al despertar me di cuenta de que no dormía en el mismo cuarto, que no debía cargar las mismas llaves (pero si el mismo llavero), que debía usar transporte público para llegar a la oficina, y además tenía que levantarme más temprano. Por si fuera poco una ausencia acompañaba mi rutina, pero en contraparte una presencia adorablemente inesperada me esperaba en un lugar cualquiera.
Ya no madrugaba para saltar al compás de la música de la clase de steps, ni salía a correr alrededor de lo que en otro tiempo fuera una ciudadela, tampoco tenía las clases de lo que fuera, ni las constantes amanecidas en la oficina en ese afán interminable de que los días duren más de 24 horas.
Desperté y había paz. Y me reconocía en cada una de las cosas que me rodeaban. Entonces recordaba la historia de cada una de ellas, de las más recientes y las más longevas. También empezaba a extrañar las cosas que no estaban. Algunas nunca fueron mías y otras simplemente nunca estuvieron allí. Igual había que salir a buscarlas.
Empezaba a recordar el sueño del pasado. La desesperación por la desorientación desaparecía. La invitación a la acción tomaba su lugar. Tantas cosas por hacer, pero con un feeling distinto, por donde se le mire. Un pequeño universo por descubrir, disfrutar y sobre todo asumir.
Entonces también recordé, a conciencia, que tenía un blog y que lo había dejado a un lado mientras dormía. Tal vez sea buena idea contarle los recuerdos de mi sueño, tal vez no. Como sea, él también se quedó dormido y es menester despertarlo.
2 comentarios:
fue agradable leer este post y e gusto como introduciste la naturaleza del blog para hacerlo.
saludos!!!
vaya... vaya... a ver qué sucede más adelante.
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