Mi hermano regresó a Lima hace aproximadamente un mes. Volvió a vivir con nosotros, en casa de mis padres, después de dos años y medio en Arequipa. Ha sido un re-acomode menos complicado de lo que pensé, afortunadamente. Pero además de su ropa, sus muebles, sus libros, su equipo cuadrafónico (como los de las tarjetas de “polladas”) y su nueva lap top, trajo casi como muletilla un nuevo protagonista en mi vocabulario: la mesura.
Es una palabra que me desagrada fonéticamente, sin contar lo semántico claro. Digamos que no es precisamente uno de los puntos cardinales de mi comportamiento. Ni modo. Es una de esas palabras que no tienen mucha presencia, como la disciplina y el sacrificio. Yo soy un poco más apasionada con mis acciones.
Es decir, me apliqué en el cole porque me encantaba, estudié mi carrera porque me enamoré de ella, tuve problemas y me levanté porque amo mi vida, ahora vivo en la pajarera porque disfruto mis 48 horas semanales, allí me trepo a las misiones más rangers porque adoro el peligro, voy al gym cada vez que puedo porque mi éxtasis radica en ajustar más esa bicicleta y descubrir que cada día se puede obtener más resistencia.
En general me trae buenos resultados, pero reconozco que no siempre; ya que en algún momento se hace necesaria una dosis mayor, nunca es inexistente aunque a veces parece, de reflexión y estrategia.
La parte que más sufre es la que se conecta con mis relaciones personales, que hasta hace poco se mantenían en los estándares, pero en algún momento se empezó a salir de control.
Entonces, comencé a prestarle más atención a la dichosa palabrita.
mesura. (Del lat. mensūra, medida).
1. f. Moderación, comedimiento.
2. f. Gravedad y compostura en la actitud y el semblante.
3. f. Reverencia, cortesía, demostración exterior de sumisión y respeto.
4. f. ant. templanza (‖ virtud cardinal).
5. f. ant. medida.
Más aún, porque la dichosa palabreja estuvo rondando el ambiente en los labios de mi hermano, de mi madre, de mi abogado, y obviamente en los míos durante esta primera quincena.
“Engríete con mesura”
“Haz las cosas con mesura”
“Tómalo con mesura”
“Escríbeme con mesura” (Romy)
1. f. Moderación, comedimiento.
2. f. Gravedad y compostura en la actitud y el semblante.
3. f. Reverencia, cortesía, demostración exterior de sumisión y respeto.
4. f. ant. templanza (‖ virtud cardinal).
5. f. ant. medida.
Más aún, porque la dichosa palabreja estuvo rondando el ambiente en los labios de mi hermano, de mi madre, de mi abogado, y obviamente en los míos durante esta primera quincena.
“Engríete con mesura”
“Haz las cosas con mesura”
“Tómalo con mesura”
“Escríbeme con mesura” (Romy)
Por allí alguien me dijo que parecía que estaba hablando de estos chistes de morenajes “el negro mesura” Pero ¿alguien imagina a un dios de ébano mesurado? ¡yo no!
Con este retumbe en los oídos me dirigí al blogday. Obviamente no conocía a nadie, en la blogósfera solo me conocen mis patas (mi barrio, jajaja). Casí quedé con el pairazaweb, pero al final yo llegué tarde y el nunca lo hizo, porque era también su cumpleaños.
Con este retumbe en los oídos me dirigí al blogday. Obviamente no conocía a nadie, en la blogósfera solo me conocen mis patas (mi barrio, jajaja). Casí quedé con el pairazaweb, pero al final yo llegué tarde y el nunca lo hizo, porque era también su cumpleaños.
Así emprendí mi caminata de mochileros a Dragón (llevaba semanas queriendo ir, en una ocasión el pobre Panchus terminó plantado, en fin), a ver si en el camino encontraba algo de mesura, pero no fue así.
Una vez en mi destino, me instalé en la barra. Después de algunos viajes sola a provincia cogí esa costumbre (no se si mala o buena) de plantarme sola en un bar (Blanquita, no eres la única. En el dolor… jajaja). Un buen trago, buena música y tiempo para reflexionar. Superar un shock emocional múltiple que cruzaba lo familiar, laboral, económico, personal, romántico, etc.
Una vez en mi destino, me instalé en la barra. Después de algunos viajes sola a provincia cogí esa costumbre (no se si mala o buena) de plantarme sola en un bar (Blanquita, no eres la única. En el dolor… jajaja). Un buen trago, buena música y tiempo para reflexionar. Superar un shock emocional múltiple que cruzaba lo familiar, laboral, económico, personal, romántico, etc.
Terminé la primera copa y empecé a jugar con el cell (mi extremidad adicional). La semana anterior había recibido una llamada de mi mejor amigo, cuando me encontraba camino al Eka a celebrar el cumple del novio de mi sis; entonces decidí devolver el favor. La idea de que me encontrara sola en un bar lo descuadró y apareció en mi “rescate” a los 30 minutos.
De mesura, no tuvimos mucho. Nos pegamos la re-lora y la re-juerga hasta el amanecer, tanto así que al llegar a mi casa empalmé con un partido de los jotitas. De hecho fue una buena compañía y una muy buena noche, pero creo que debo continuar con la búsqueda. ¿No les parece?
4 comentarios:
nunca he ido a un bar sola, pero hace unos meses que me ronda la idea y tengo ganas de hacerlo YA!
Ante todo, no había notado tu StatCounter. ¿Nueva adición? Ahora sabrás cómo llegan a tí.
Sobre la mesura... pues sí, no es una palabra muy bonita fonéticamente, mucho menos semánticamente, pero necesaria. Como muchas otras cosas que joden pero hay que aceptar: compromiso, disciplina, reflexión.
Mucha suerte en tu búsqueda. Recuerda: hasta la mesura debe ser mesurada.
si si pues nada una vaina no pude llegar :S
veo qeu tu noche de dragónes y eka bar fué tomada con mesurada. ajjaa oye este post ya parece a las complicaciones de Alicia Bisso de El Comercio hhaha broma broma
Cys: Deberías, es bien cool si se hace con mesura, jajaja.
Doc: Gracias por los buenos deseso, traeré fruta. Plop!
Victor: Alli podemos discutir sobre el huevo y la gallina, pero si ando bien complicada.
Gracias por sus comments.
Besos
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