martes, noviembre 04, 2008

Cambio de piel


Y así empezaron las mudanzas. La primera dentro de la oficina. Si bien pasé de una oficina King Size a una modesta “plaza y media”, la ganancia en ahorro de distancias con mi equipo ha sido considerable. Casi llevamos un mes en la "Nueva Gerencia" y debo decir que el balance es positivo.


Me gustan las mudanzas, me dan la oportunidad de renovarme, de elegir qué cosas quiero llevarme y qué cosas quiero dejar en el pasado(aunque a veces me cueste un poco desprenderme de él).

Cada cierto tiempo, los espacios llegan a asfixiar, a saturar y necesitas un cambio. Era una demanda que alivianó lo que pudo ser un cambio mayor, y a mi entender, una decisión precipitada de la que tal vez estuviera hablando ahora con algo de tristeza.

Sin embargo estas cosas tienen onda expansiva. Todo empezó con un inocente cambio de piso y de lugar, que se fue extendiendo a la vida personal y terminará en el hogar (tal y como se están dando las cosas).

Digamos que en lo personal, me “mude” del espacio común con algunas personas y aparecí en otros con personas nuevas. Hasta ahora el cambio me ha hecho bien, pero el proceso de desprendimiento en algunos casos ha sido culposo y doloroso. Abandonar una forma de vida no es, como podría creerse, un proceso individual. Arrastra a otros, que a veces no son considerados ni al principio ni al final. Lo siento, es un egoísmo necesario.

Ahora veremos como funciona el tema de la mudanza familiar. Alguien comentó porque seguí viviendo con mis padres a los 28 años, pues le responderé que esas son cosas del Orinoco. Cuando tenga una explicación sensata y digerible, posiblemente la comparta, pero no tengo una idea clara al respecto.

Aparentemente eso cambiará para inicios del próximo año. Veremos

1 comentario:

Unknown dijo...

a mí no me gusta mudarme.
tal vez porq solo me he mudado de casa en la misma ciudad 1 vez.

pero me gusta mudarme de países.
:)

mientras por afuera pasan los aviones