En plan de conquista
Sin querer queriendo ando haciendo demasiadas cosas nuevas, unas que quería hacer desde hace tiempo, algunas que no estaban dentro de mis expectativas y otras que definitivamente no habría hecho en otra ocasión.
De hecho, en ese tema juegan mucho las influencias, quién esta a tu costado y cuánto crees en sus opiniones y/o propuestas; qué tan segura y cómoda te sientes con la compañía;
y, sobre todo, cuánto te inspira
a ser tú misma con total libertad.
Comencé saliendo temprano de la oficina (y viendo la luz del sol al cruzar la puerta). No me había percatado de todo el tiempo que te da para hacer muchas cositas divertidas.
Inicié mis clasecitas del buen conductor y volví a estar detrás del volante :S Lo gracioso es que mi saloncito queda en lo que era “zona prohibida”, pero si me sigo prohibiendo zonas mejor me mudo del distrito ¿no?
Literalmente, empecé sudando de los nervios, pero en menos de lo que esperaba (tercera clase) me vi manejando en la costa verde. Plop! Ni yo misma podía creerlo. No me quedó ninguna duda de que mi instructor definitivamente no tiene sistema nervioso.
Abandoné el gimnasio, pero esta vez no volveré al mismo. Ya me conquistó el nuevo “point” conectoso, donde muy cariñosamente hemos coordinado horarios para no cruzarnos y no hacerle pasar vergüenzas al otro. Jajaja. Además, me he enterado que otros amigos míos entrarán por allí también. Bien ahí.
Me fui a tonear al sur después de años. Lo había dejado de hacer por convicción y, bueno, la temporada pasada no lo hice por cuestiones coyunturales. Increíble, me divertí como hace tiempo no lo hacía. Es que hace tiempo no toneaba con Soraya. Claro que, después de dos Apple martinis y un screwdriver la vida se ve más alegre, y “El Embrujo” le puso el toque ricotón (aunque hubiera preferido un par de cancioncitas más de Grupo 5) para hacer algunas "maldades" por allí, jeje.
Asumí y acepté las cámaras, pero aquí si todavía no puedo exponer públicamente todas las “imágenes” registradas, a pesar de que la junta de observadores hubiera manifestado su opinión “favorable” en escala de likert. Hay cosas nuevas que van a demorar un poco más que otras. Ni modo.
Finalmente, llegué al primer matrimonio de la temporada. Como nunca, no tuve náuseas, mareos, ni ganas de salir corriendo de la Iglesia. Tal vez porque estaba desesperada por el calor que se puede llegar a sentir en esta época en Virgen del Pilar, en fin. Pareciera que he superado otra de mis fobias.
Ahora me ando procesando una… debilidad que no sabía que tenía o que no quería aceptar. Veremos pues.
En conclusión, no me puedo quejar. El verano anda avanzando divertido e interesante.
4 comentarios:
Me gusta la actitud positiva :)
Y nada de zonas prohibidas ah! El mundo es tuyo y si no quieres ver a alguien que ese alguien se retire.
El año pasado me tocó un matri en Virgen del Pilar en febrero al mediodía. Quise morir.
Hola!
Gracias por leerme. Ahora, respecto a las áreas prohibidas... pues... jajaja... tenía cuatro cuadras jodidas en un diámetro de 10. Lo malo es que si no se cae por allí, se resbala. Así que si no puedes con el enemigo, únetele ;)
Te pones asi cada vez que vas a los matrimonios?? Debes tener más de 30 años, supongo. Si eres más joven, no me explico por qué tanto soponcio en un matri
Bacán tu blog. Creo que entraré más seguido. Saludos
Jajajaja. Pues aún no llego a 30 y los mareos en los matris me empezaron cuando tenía 21 años :S
Creo que siempre se debió a que no quería que mis amigas se casaran tan jóvenes. Supongo que ahora que no lo son tanto, lo veo como que más natural.
Gracias por el comment.
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