miércoles, enero 27, 2016

De la tesis y otros demonios


Hace dos días denunciaron plagio en la tesis doctoral de un candidato presidencial. Ayer lo rebotaron entre medios de comunicación e internautas indignados. A lo largo del día, se encontraron más plagios. Entre idas y venidas, la Universidad en cuestión (o cuestionada) toma cartas en el asunto. Ni el implicado, ni su entorno dan razón (Actualización 5pm: hasta ahora)

Corazón roto.

¿Por qué? Pues porque es una muestra no sólo de la corrupción que se valida en nuestro país, y que esta vez cruzó fronteras, sino que también es una señal de menosprecio a la actividad académica.

Y lo hace en un país donde se reclama el acceso a la educación, pero también donde el cartón es un medio (a veces solo) de progreso social, donde lo aprendido queda en un segundo, tercer o quién sabe qué lugar. En un país donde el que sabe es un "nerd", donde el que estudia es un "chancón" y por ello merecen bullying.

Leía un post de Alexandra Castañeda y, como estudiante, suscribo cada palabra:


No se trata de "atacar" a la persona, que por un tema moral debería retirarse (déjenme soñar); se trata de reaccionar frente a una falta de respeto y a condenar este afán de "corto plazo" que nos carcome como sociedad. Todo se quiere rápido, con la ley del menor esfuerzo y mejor si hay "atajos".

La educación en este país es un privilegio, obtenerla con calidad lo es aún más. Y si bien, muchas veces acceder a esta combinación depende los medios económicos que se pueda tener, hay cosas que el dinero no puede comprar.




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