martes, diciembre 25, 2007

Más que naciendo, resucitando

Son las 8:30am del 25 de diciembre y yo ya estoy despierta. Al parecer aún mantengo esa costumbre infantil de ser la primera en dar vueltas por la casa de mis padres en cualquier feriado o fiesta de guardar.

Superada la cresta de la ola laboral, que aún tiene un pequeño remanente que me hará estar en la oficina los días laborables de esta semana (claro que super relax), ya estoy mucho más tranquila. Cerramos actividades el jueves y he dormido los últimos tres días, tanto así que ya no se me ocurre qué cosa nueva hacer en casa :S

Los últimos días (para ser exacta el último mes) anduve un tanto obsesa con la chamba. Pasé “n” domingos en la oficina y, “n” mañanas despertando a las 7am y, en lugar de ir al gym, encendiendo a la pequeña “malevobaby” para revisar cuestiones de chamba. Así pasé por encima algunas cosas simpáticas.

El concierto de Soda, al que fui con Freddy y los amigos de la novia y, cuya experiencia está mejor descrita por Chalo (aunque el estuvo en otra zona). Ahora veo que no me equivoqué cuando, muy por los palos, tomé la decisión de ir. Valió la pena. Además que la compañía fue espectacular. Naturalmente, como todos, me encontré con medio Lima, desde compañeros de universidad y aventuras, hasta clientes y proveedores. Fue divertido.

La semana pasada volví al cine después de tiempo y vi una pela con Deb. Meses que no salía con ella ni a comprar caramelos :S Vimos Encantada. Si, si, al estilo Walt Disney (que voy a hacer me gustan las historias con brujas) . Valga la redundancia, me encantó la película. Hace algún tiempo, poco más de un año, una historieta de este tipo habría sido causa de las más profundas náuseas; sin embargo en esta ocasión me resultó impresionantemente ad hoc la metáfora de la puerta de ingreso a un nuevo mundo donde también se puede encontrar la felicidad (jajajaja. ok, ok, prometo dejar las drogas ;))

Lo de la vida social descuidada de la que hablaba en el post anterior probablemente se sintió aludida y se esforzó en demostrarme que solo fue un fin de semana sin suerte. El baileys se acabo a la semana siguiente con gente de la chamba y producto de la navidad vinieron los intercambios, reencuentros y celebraciones.

¿Qué le pedí a Papá Noel? Pues nada. Estaba pensando en hacer una lista, pero decidí dejarla para año nuevo. Más que pedidos, tengo propósitos mil. A pesar de todo, el balance de este año es super positivo en todos los sentidos. Así que más que pedir, me toca agradecer (y jodido).

Anoche con la familia, nos dimos cuenta que cada uno había logrado de verdad cosas importantes que quería hacer. Verlos felices y tranquilos fue el mejor regalo. Aunque me quedó la sensación de que “faltan niños”. Espero que mi hermano Rubén se encargue de la misión para las próximas navidades. Yo paso, aún.

Espero que ustedes también la hayan pasado muy bien en compañía de sus familias y amigos. Desde aquí les envío mis mejores deseos y sentimientos para que Dios los siga iluminando.

Sretan Božić!
(Feliz Navidad!)

martes, diciembre 04, 2007

Cuánta chamba, cuánta fruta.

Se acerca la navidad!!! Se acerca fin de año!!!
Ergo… “se” vino la ola de chamba.

Atrás quedaron los días en los que podía leer con tranquilidad el blog de Ines Temple (que sería premonitorio), en los que me di tiempo para reuniones con las chicas del cole (debo decir de los dos coles), y por supuesto para ir a un concierto de Gianmarco por primera vez, (si, plop!) y (des)entonar “se me olvidó” y “después de mí” (la más despechada, jeje).

De pronto batí mi propio record de chamba (bueno, luego de la carrera tal vez podría dedicarme a otra cosa ¿no?): 10 estudios, focus en simultáneo, días de entrega de informe en simultáneo, 5 horas de sueño diarios, trabajo los sábados, los domingos. Solo me faltó llevar mis tablas de resultados a la peluquería :S

Obviamente a ninguno de los colegas, y a muchos de los no colegas, le parecerá nada del otro mundo. Son cosas que pasan.

De hecho, he tenido tanta chamba que estoy con este post atorado hace varios días. Quise empezarlo el domingo en la mañana, a manera de break en mis labores; pero estaba tan obsesionada (como no lo estaba hace tiempo) que preferí atesorar ese tiempo ¿se imaginan?

Entonces empecé a hacer tantos estudios de cultura corporativa que pude comprender el por qué de muchas cosas que me pasaron hace algunos años y de otras que le pasan a algunos de mis colegas ahora (las cuales lamentablemente no puedo compartir por el momento por un asunto de confidencialidad).

Luego me puse nostálgica (también por la proximidad de las fiestas). Recordé cuánto tiempo ha pasado. Hace un par de semanas, mi facultad cumplía 9 años y en unos días yo cumpliré 5 de egreso. Recordé aquellos años en los que era una estudiante revoltosita que habría podido escribir cosas como éstas (donde espero algún día escriban algo sobre mi, no porque tengan qué rajar, sino porque me gustaría formar parte del objeto del raje - ustedes me entienden). Recordé que tuve una empresa, de la cual queda el recuerdo de la portada de un “suplemento” (siendo eufemísticos) que se comercializa en la av. Wilson, y un RUC por dar de baja. Recordé que el año se pasó y estuve manoseando un tema de tesis que hasta ahora no encuentra el camino, ni el espacio. Recordé que quedan pendientes por resolver para el 2008 y que no pueden pasar de mi cumpleaños número 28, por pura cábala.

En medio de esta vorágine me sorprendió el día del gremio, que casi pasa desapercibido en mi agenda mental (que siempre recuerda las fechas). Curiosamente, el destino quiso que celebrara. Me llevaron a almorzar, por chamba, pero bueno; los días profesionales deberían celebrarse chambeando ¿verdad? Por cierto, feliz día coleguitas!

De hecho he descuidado mi vida social jodido. Eso fue más que evidente el sábado. Salí de la oficina a las 8pm (ya me sentía demasiado loser), me fui a chambear a mi casa (más loser aún) y cuando me di cuenta de que tenía la noche libre, ya no había nadie disponible. Me quedé con el Baileys en la mano, literalmente.

Acabo de encontrar un espacio para escribir y no quería dejar de hacerlo. Se supone que esta semana me alisto para el concierto de soda, que casi no siento. Ya no jaaaaaaaaalo.

domingo, noviembre 18, 2007

Correremos, correremos, correremos

Domingo 11 de noviembre, 6:30am.

Salí de la cama y me metí a la ducha. Mientras sentía el agua caer sobre el “instrumento”, que había estado cuidando y preparando con mayor cuidado desde hacía 5 semanas para que estuviera a la altura de la situación, me seguían atormentando las ideas del post anterior. El pánico escénico iba in crescendo conforme se acercaba la hora de partida para la carrera.

Me vestí. Había preparado mentalmente mi indumentaria pero no la había usado completa antes. Parecían reproducirse mis infantiles expectativas ante el uniforme nuevo de primer día de clases (sorry, a mi me afanaba el colegio). Tenía el top, el short, el polo y el buzo. La primera misión de la mañana era insertar el chip en la zapatilla. A pesar de las instrucciones, estaba buscando una mejor manera para asegurar más el dichoso artefacto. No suelo seguir manuales, no va conmigo.

Superada la misión. Alisté mi maletita como quien se va a un día de campo. Hay neblina, seguro hará frío, entonces doblé la muda de ropa y metí los artículos de personal care, categoría a la que cada vez le tengo más cariño, pertinentes.

Desayuno? Pensaba tomar el batido tan cumplidor que me había acompañado estas semanas, pero como lo tomo con leche me pareció que no sería conveniente. Entonces bebí un vaso del maravilloso te de hierbas concentrado.

Espere a Giannina pero al final nos dio el encuentro en el hipódromo. Me fui a casa de la sis. Llegué en simultáneo con su bicho, 15 minutos después de lo pactado. El pánico recrudecía y lo primero que hice fue meterme a su baño. El bicho entró después. La sis disfrutaba nuestra ansiedad a carcajadas.

La entrada al hipódromo fue una locura. Habían demasiadas almas, y habían llevado sus autos. Encontrar sitio para el “rojito” nos tomó varios minutos. Para entonces ya tenía las llamadas de Pancho y Giannina que están tratando de encontrarme en aquel universo celeste.

Luego de una gran búsqueda, que incluyó caminatas, carreras, paradas estratégicas (otra vez en el baño) y llamadas telefónicas nos encontramos. Presa de la ansiedad, empecé a saltar como conejo; aunque muchos de los allí presentes podrían pensar que se trataba de una nueva técnica de calentamiento. Jojojo.

Convocaron a la partida y se nos había perdido el bicho. Pancho y yo nos adelantamos. Sonó la partida. (Sugiero se acompañen con el videito antes de continuar)


Lo que viene a continuación es una serie de frases, algunas dichas, otras solo pensadas, kilómetro a kilómetro.

Kilómetro 1
“¿Cuándo empezamos a correr nosotros?” (5 minutos después de la partida seguía trotando en mi sitio. Había un egg de gente)
“Ala mierda!” (Al notar que desde los escasos 100 metros que había empezado a correr podía ver que ya había gente sobre la bajada de El Derby)
“Uy caray! Se me perdió Pancho!” (Para cuando ya estábamos en la bajada de El Derby)
“Qué bonito, ustedes se mueven despacito, mientras que todos nosotros no sabemos qué será de nuestras vidas la próxima hora” (A los deportistas de la tercera edad que nos hicieron una demostración de tai chi en el pentagonito. Plop!)
“Saca tu manguera, bombero” (Cuando la unidad móvil encendió su sirena)

Kilómetro 2
“Ahora empieza lo bueno” (El camino era de bajada, se podía coger cierta velocidad)
“Ajá! Qué buenas piernas” (Ese fue inició ese espectáculo que marcaba la diferencia en la ruta)
“Permiso! Permiso!” (Me faltó decir al fondo hay sitio, avancen, jajaja. Aquí comprendí que la cultura de combi me sería de mucha utilidad para seguir avanzando a mi ritmo. No faltó su golpecito casual, producto de la viada con la que venía)

Kilómetro 3
“Uyuyuy. Qué guapo que estás!” (Con sonrisa coquetona como quien distrae; pero no, él también sigue corriendo)
“Miércoles! Cómo se supone que voy a tomar el vasito de powerade?” (Hubo que hacer un stop de microsegundo para un seco y volteado que casi me atora)
“Y a este señor quien lo persigue?” (Al ver a un chico que tenía un cartelito que decía 50 minutos. No había forma de seguirle el ritmo. Qué trome!)
“Un gordito, vamos a pasarlo” (Eso se puso más divertido en los últimos kilómetros, pero si nos hubieran dado puntos por pasar gorditos tendríamos miles de bonus extra, jeje)
“Genial! Y eso cómo te contribuye?” (Al ver al señor del sombrero con florcitas de viento. Plop!)

Kilómetro 4
“Coño! Mi zapatilla” (Sentí que mi pie izquierdo estaba menos ajustado que al inicio. Menos mal el chip estaba al otro lado. Recordé la lista de preocupaciones:Sucedieron todas)
"Me la amarro o no me la amarro?" (El dilema que suponía un riesgo. No lo hice)
“Yo a ese lo conozco” (Es lógico mamita, si hay una aglomeración podrías reconocer a alguien ¿no?)
“Me siento como Rocky Balboa, debo empezar a gritar mariiiiiiiia, mariiiiiiia” (Cuando la banda republicana nos tocó "gonna fly now")

Kilómetro 5
“Y ahora que?” (Los organizadores que nos pedían que pisemos la plataforma)
“Ya vamos la mitad. Qué paja!” (Allí me di cuenta de la razón del pedido anterior)
“I grew strong. I learned how to carry on” (Tarareando "I will survive" mientras Gisela Ponce de León saltaba sobre un escenario en la curva que nos haría regresar al hipódromo)
“Auch!!!Ahora entiendo porque nos cantaba I will survive” (Toda la ruta que seguía era de subida. Plop!)

Kilómetro 6
“Agüita. Bravo!” (Había que hacer otra parada estratégica por powerade)
“Ahora no me voy a atorar” (De hecho no lo hice. Solo tomé la mitad de mi vaso y derramé la otra sobre mi polo. Plop!)
“Fucking sol” (A pesar de los lentes, el bloqueador y el bronceador empezaba a sentir fastidio por el calor)
“Y estas?” (Dos señoritas estaban corriendo con nosotros lo hacían en diagonal, CON PATINES!!! WTF?)

Kilómetro 7
“Oh noooooo!!!” (La mancha celeste a la que pertenecía, empezaba a tomar el carril de debajo de la Javier Prado)
“Esta curva es tan palomilla en carro como a pie. No hay duda!” (Pasando debajo de la Av. San Luis. Nunca miraré con los mismos ojos ese tramo de la Javier Prado)

Kilómetro 8
“Si cunch….¿A ver córrelos?” (Pasando San Luis estaban Gonzalo Torres y Percy Marquina diciendo “faltan SOLO 2 km” ja!)
“Habrá llegado mi mamá?” (Buscando a mi familia en los puentes peatonales donde estaban barras de los equipos dándonos ánimo)
“Ya no jalo” (Cuando sentía que la vida se me iba y apostaba a mi misma a que llegaba a la siguiente cuadra)
“Me quema, me quema, donde michi están los bomberos?” (El sol decidió brillar con todo su esplendor cuando me encontraba por Campo Fe y a los lados no estaba ni la esperanza)

Kilómetro 9
“Ay no! Me voy a acalambrar” (Nuevamente sintiendo que la vida se me iba junto a un interesante hormigueo en la pierna derecha)
“No puedo parar ahorita, ya he llegado hasta acá. TENGO que terminar”
“Por fin algo de sombrita” (Debajo de la Panamericana Sur)
“Ya falta poco. Dale!” (Leyendo el cartel que decía “Disfruta los últimos metros de la 10k” y pensando ingenuamente que pocos son entre 30 y 50 metros)
“¡Cuidado que atropello!” (En el túnel antes de entrar al hipódromo. Donde no se les ocurrió mejor idea que poner luces de disco)
“Por fin la puerta. Falta poco” (Mientras entraba al hipódromo y seguía creyendo que faltaban 20 0 30 metros)
“Me mueeeeeeeeero, pero ya llego” (Veia la meta como a 150 metros y con lo poco que me quedaba de fuerza empecé a acelerar)
“Son 10:03. La voy a hacer en una hora casi” (Seguía corriendo)

Kilómetro 10
“SE ACABÓ” (la explicación sería redundante)

Recuperé el aliento. Me quité el polo y me dispuse a hacer todo el trámite final antes de encontrar a mi “hinchada”. Lindas la Giannina y Analía.

Pancho y el bicho aún no habían llegado, así que nos quedamos en la meta a esperarlos. “Manya! Llegué antes que ellos” (Si tipeas nuevamente mi nombre puedes ver mi tiempo final)

Allí veíamos llegar papas con cochecitos, novios de la mano, familias jóvenes (papá, mamá, hijo). “Yo quiero hacer eso algún día”

Empezaron a llegar los mensajes al celular. Recuerdo el “RUN ROMY! RUN!” de Lucho que tuve que responder con “Ya llegué! Gracias!” Mis papis que si me llegaron a ver en la Javier Prado. La llamada antes y después de mi mejor amigo en la historia.




Estaba super endorfinada, contenta, acalorada, eufórica. Feliz!!! Merecía una chela!!!!

“Me hubiera gustado que estuvieras aquí” (Pero Dios sabe por qué hace las cosas).

sábado, noviembre 10, 2007

Los previos

Estas son mis ultimas bloglíneas antes de la carrera. Como siempre, un día antes, me encuentro ansiosa y nerviosa en extremo.

¿Por qué?
No tengo una respuesta precisa, aunque si miles de inconvenientes posibles que rondan mi cabeza:
  • ¿y si no termino la ruta?
  • ¿si me caigo?
  • ¿si me luxo la pata?
  • ¿si me agito demasiado y me asfixio?
  • ¿si hace frío?
  • ¿si sale el sol?
  • ¿si me acalambro?
Es cierto, he entrenado. También he cumplido (con inevitables excepciones) mi lista de propósitos en cantidad de entrenamientos, mejora alimenticia, eliminación de bebidas alcohólicas, mejora de hábitos de sueño, etc, etc. Pero aún así, me siento insegura. Es como si tuviera la sensación de que algo fuera a pasar. Como ese pan que en la puerta del horno se nos quema…

Tampoco es que pretenda ganar o quedar entre los top hundred, pero siento como si no fuera a hacer un buen papel. Entiéndase "buen papel" como la contradicción de mis preocupaciones, detalladas anteriormente.

Todo esto me hace recordar mucho mis presentaciones de campañas en la universidad. De verdad me ponía muy nerviosa. Había estudiado, sabía el tema, sabía que una vez al frente sabría manejar la situación, pero en los previos era un manojo de nervios.

Obviamente con la experiencia, los nervios se redujeron bastante y eso ya no me pasa en las presentaciones, por ejemplo; pero ahora que me enfrento a un evento deportivo me siento como una novata, y eso que se supone que llevo Adecores y Semilleros de El Comercio desde el colegio.

Chess!!!Siempre me pasa lo mismo.
Pánico escénico!!!

Es tan intenso que el mal humor de la semana y los innumerables problemas en la chamba, que me acompañaron hasta hoy inclusive (anoche salí 10:30pm, hoy fui a la oficina y he recibido llamadas laborales en la tarde), han pasado a un segundo plano.

Además, la también inevitable expectativa alrededor incrementa la ansiedad. Los que corren conmigo están emocionados, los que se solidarizaron con la causa también, la gente de la chamba, los manitos. De hecho se agradece el detallazo, pero esta combinación de afanosita con fugitiva de las cámaras me genera sentimientos encontrados.

También entran en la lucha contra la ansiedad, mi optimismo por default ("todo va a salir bien")seguido de mi alpinchismo por default ("y si no sale bien ¿por qué te haces paltas?").

Supongo que la lucha continuará hasta que empiece a correr. Estoy segura que allí no pensaré mucho. Tal vez "a qué hora se acaba esto" cuando me encuentre por el kilómetro 7, si es que aún tengo fuerzas para pensar.

En fin, gracias a todos por sus buenos deseos, por respetar mi ley seca y mi toque de queda. Haré lo mejor posible y bueno, les contaré luego, cuando pueda.

Haciendo una adaptación de la adorable dorothy: "correremos, correremos, correremos"


martes, noviembre 06, 2007

Molesta a cinco días de la carrera
Hoy estoy particularmente molesta, cosa extraña en mí.
YO NO ME MOLESTO.

O sea, puedo estar de mal humor, más engreída que de costumbre, tal vez algo antipática, pero ¿molesta? Es muy raro.

Motivos no me faltan. Tuvimos algunos problemas en el trabajo con unas cosas que no salieron, y como nunca me vi en la necesidad de “cuadrar” gente. Cosa que no suelo hacer, porque siempre busco hasta el último punto de conciliación, pero cuando pierdo la paciencia: LA PIERDO DE VERDAD.

Encima se me juntaron problemas personales del mismo calibre. En conclusión: LEER CON PRECAUCION!

Halloween fue extraño, por segundo año consecutivo. La sis y yo conseguimos esos disfraces maravillosos. Salimos a la fiesta, pero luego terminamos en el Eka tomando nuestra única chela del mes. Allí fue que vimos a Renato Cisneros y recordé que debía escribir el post anterior, jeje.

Peculiar manera de celebrar mi segundo cumpleaños. Por cierto, gracias a todos los que se acordaron ;)

El jueves me lo pasé enganchada a Internet. Buscando cosas, revisando cuentas, chateando y lo más importante: comprando los pasajes para mi destino en año nuevo. Haciendo plancitos para una aventurilla que promete. Pero hubieron algunos malos entendidos al respecto. Mmmmffff.

El viernes, mi día libre, me quedé dormida y no pude empezar con la búsqueda de depa. Solo tuve parte de la tarde para hacer unas compras para mi nuevo cell y unos trámites. De pronto una llamada de la chamba, diciendo que un cronograma no se iba a poder cumplir. Grrr.

Aún así, me fui con la sis y su bicho a completar 10k al pentagonito. Lo hicimos!!!

Entonces me llamó mi tía-prima y quedamos para tomar salir. Me recogió, fuimos a su casa, y aproveché para ducharme y cambiarme. Linda velada en San Antonio con ensaladita y juguito. La nena me deja en la puerta de mi casa. Doy cinco pasos y escucho una super frenada y sonido realmente aparatoso. Salí en automático hacia la esquina. Mi tía-prima había chocado. Ella, y su auto, estaban bien; pero el otro auto terminó estrellado en un árbol. Afortunadamente, sin heridos; pero terminamos haciendo todo el trámite a las 2am. Zzzzzz….

El sábado, mañana de gym maravillosa. Clase de baile nuevamente y la novedad la puso la clase de yoga. Cool! Aproveché la tarde para dar un recorrido por los mercadillos de la ciudad. De vez en cuando, se convierte en una actividad interesante.

Tenía que comprar unos complementos para mi Malevobaby. Así conocí COMPUPLAZA, ese centro comercial que está al frente del clásico “Galerías Wilson” y que se lo llevó de encuentro. A juzgar por la fachada no daba ni medio sol por el sitio, pero terminó sorprendiéndome. Definitivamente, las apariencias engañan.

Luego me fui a caminar al mercadillo de Jesús María. Tiempo que no andaba por allá, desde mis vacaciones de junio, creo. Eso me hizo pensar en que mi radio de acción se está limitando :S

El sábado tuve que dormir temprano, ya que había entrenamiento, el último. Pero mi madre tocó la puerta y cual Eva me tentó con un pedido del Pardo’s y no me medí. Como resultado a la mañana siguiente me sentía super pesada para correr. Malazo. A pesar de todo, terminamos la carrera.

La tarde se destinó a una reuna familiar por la que tuve que cancelar varios cafecitos. La noticia detonante llegó a las 6pm: Analía se había lesionado, tenía pendiente una visita a la clínica a la mañana siguiente. Allí le dijeron que debía guardar reposo absoluto por una semana, ergo, la nena no corre el domingo. Creo que allí me entró un poco la colerita. Pensaba en ese pan que en la puerta del horno se nos quema. Ni modo, sis, correremos por ti. Mejórate pronto.

Finalmente el remate lo pusieron los problemas en la oficina que describía al inicio.

No me gusta pelearme con la gente!!!!
No me gusta perder la paciencia!!!
Me estresa!!!
Odio estresarme!!!
Y solo faltan cinco días!!!

viernes, noviembre 02, 2007

Escribiendo con las palabras de otros

Últimamente los post ajenos me están ayudando a decir algunas cosas que se están cruzando por mi mente, lo gracioso es que todo tiene que ver con temas románticos.

Pareciera que no pudiera decir ciertas cosas con mis propias palabras, o que mi subconsciente –tal vez más consciente de lo que quiero imaginar, no me lo permite. Primero fue Clotilde Pink y hoy es Renato Cisneros.

Me encontraba en medio de esta semana extremadamente corta, con solo tres días de labor porque mi jefe (tan considerado él) me dio el viernes libre; revisando los pendientes, tratando de cerrar todas las coordinaciones necesarias para arrancar con fuerza el próximo lunes.

Tuvimos un momento free y me puse a revisar los blogs de El Comercio, los únicos que puedo leer desde la oficina (junto a algunos de wordpress y espacioblog, de blogspot nada), y encontré el último post de Busco novia.

El post hablaba de una, no tan nueva, tipología romántica denominada El Club del Paréntesis:

Una comunidad imaginaria, una logia integrada por aquellos hombres y mujeres a los que les gusta vivir en un permanente estado de tránsito. Sus miembros no son partidarios de las instancias definitivas, mucho menos de los compromisos. A cambio, adoran la independencia y la autonomía. Son individualistas, egoístas, celosos de sus manías y costumbres. No son necesariamente solitarios, pero se resisten a confiscar su tiempo y regular su vida y su espacio en función de otra persona.

No desprecian el matrimonio, lo valoran, pero no como el escalafón mayor de esa dudosa pirámide que las sociedades conservadoras suelen consagrar, sino como un acto eventual, voluntario que, por lo general, cobra sentido luego de la convivencia. A pesar de que no lo descartan, ellos son mucho más proclives a la soltería, pues saben que con ella son dominadores absolutos de sus acciones y únicas víctimas de sus consecuencias.

Haciendo una auto–reflexión, no pude evitar reconocer en esa descripción una larga etapa de mi vida, para ser exacta entre Enero de 2001 y Diciembre de 2006.

Es posible que uno de los motivos argumentables sea “es que no te enamoraste de verdad”, a lo cual respondo que no. Me enganché muchísimo con dos relaciones de esa temporada, pero los susodichos también pertenecían al club entonces, así que nunca íbamos a cruzar el límite del “quieres estar conmigo?”. Dios nos crea, nosotros nos juntábamos. Tal vez mi membresía era lo suficientemente evidente, no estoy segura.

Así empecé mi última relación, mis expectativas no superaban el recrear el status quo de las anteriores; sin embargo, y para sorpresa de muchos –yo incluída, este chico si fue “mi novio”. Y ¡Oh, más sorpresa! No solo eso, también me enamoré.

Entonces, fue como si me hubiesen cambiado el chip de Claro a Movistar. De pronto, estaba dispuesta a negociaciones, cesiones, sacrificios y hasta aquella actitud cuya solo mención me causaba, en su momento, mareos reales: compromiso. Mi auto percepción empezaba a negar, porque todo estaba anclado para mí en el sentimiento, el siguiente párrafo:

Esta gente sabe perfectamente lo que quiere y tiene muy claro lo que estaría dispuesta a sacrificar y lo que no. Ellos no le hacen ascos a la idea de emparejarse, siempre y cuando eso no distorsione, ni muy mínimamente, su estilo de vida. Pero si el pacto amoroso exige demasiadas concesiones, la solución es simple: no hay pacto… El amor es solo una posibilidad y eso en el Club del Paréntesis es un principio que se sigue a rajatabla.

El detalle es que parece que el chip anterior se oxidó al estar mucho tiempo fuera del equipo.

Una vez terminada la relación intenté colocármelo, pero nuestras tecnologías ya no eran compatibles. No se podían efectuar las llamadas, claro que tampoco marqué demasiados números, no quería.

Estos tres meses, han resultado más que ilustrativos sobre mí misma para mí. Me expuse a más situaciones límite de las que estaba preparada para afrontar (siempre yo tan exigente –casi nazi – conmigo misma). Lo cierto es que si me quedaron muchas cosas claras.

Una de ellas, la más importante, es que no quiero renovar mi membresía en el dichoso club y aunque aún me resisto a admitirlo del todo, podría decirse (miren cómo aún utilizo la tercera persona) que de verdad me compré el combo de “pareja + amor” a solo un “¿quieres estar conmigo?”

¿Cómo cambian los tiempos, no?

lunes, octubre 29, 2007

Semana 2: Buscando más energía

Es gracioso, como luego de la flexibilización de mi lista de propósitos me terminé ajustando más al plan original. Esta semana he dormido casi la mitad de la semana a las 10:30pm. Con excepción del jueves que me fui al cine, el viernes que terminé tomando gaseosa en el rincón cervecero, el sábado que pasé la noche en casa de Analía y el domingo escribiendo este post.

“La ciencia de los sueños” resultó buenísima. Divertida e interesante. Altamente recomendable. Me gustó tanto que lo primero que quise hacer al llegar a mi casa fue acostarme para ver si tenía buena suerte aquella noche y mi subconsciente se portaba con alguna simpática proyección. Mejor si era con Gael García ¿no?

Lo del rincón cervecero, fue una excepción que haría por ver a amigos que no veía hace tiempo. Paradójicamente, los que fueron son los que casi siempre veo. Igual la pasé bien. Intentamos llegar a la inauguración de la semana de Lima (con el encargo de saludar a Dina Páucar), pero no tuvimos éxito; y como la noche aún no estaba perdida fuimos a disfrutar de la vida nocturna en Lima centro.

Esta semana tuve una avalancha de estudios que casi comprometen mis sacro-santos entrenamientos. Afortunadamente, al final encontré tiempo para hacer todo, sobretodo por una postergaciones estratégicas. Además, ya no tuve problemas con la hora de levantarse, solo era cuestión de re-acostumbrarse. El fin de semana también estuvo lleno de imprevistos, pero igual saqué tiempo y energía de quién sabe dónde.

Desperté puntualmente el sábado para llegar a mi clase de spinning y colarme luego a la clase de baile, otra vez. Creo que, mientras no salga a bailar los fines de semana, ya encontré un divertido y efectivo reemplazo temporal.

En la tarde terminé visitando las tiendas de Susuki, Hyundai, Toyota y Kia.
Buscando auto. Así como leen.

Si bien el carro no es mío, se que pasaré momentos muy chéveres en él. Entonces, había que buscarlo con cariño. Con el mismo con el que empezaremos a buscar mi nueva casita. Parece que se inició la temporada de cosas nuevas: empezamos con el nuevo cell, ya estamos planeando del viajecito de año nuevo, y segun parece se vienen más novedades. Interesante.

Pasé la noche con la sis en San Borja, ya que de otra manera no llegaba a mi tercer entrenamiento para la 10K. Esta vez era en La Molina. Fue una ruta corta, pero intensa; 3.5km que se sintieron como 7. Por primera vez en todos los entrenamientos sentí que no la hacía, pero por allí encontré algo de fuerza para terminarla. Igual en este momento me duele hasta la vida.

No contenta con el entrenamiento, se presentó una inesperada oportunidad para ir a la procesión y me apunté sin pensarlo dos veces. Esta vez fui con Rubén y con Kike. La nota anedótica la puso la banderora que encontramos en la puerta de la DIRINCRI en la Av. España: “La Policía nacional OS da la bienvenida”. Hostia! Eso sonó como traído de la Madre Patria!!! Curiosamente luego salí con una amiga recién llegada de la península. Ironías de la vida.

En líneas generales, la historia anda agitada, bien pero agitada. Lo único que me tiene un poco pensativa es un pequeño malentendido personal, que quisiera resolver pronto y no tengo la menor idea de cómo hacerlo. O sea en qué momento decir y qué palabras exactas usar. Supongo que cuando llegue el momento, me iluminaré. Ojalá.

domingo, octubre 21, 2007

Evaluación de propósitos: Semana 1

Luego de hacer mi lista de propuestas y de haber tenido mi “semana piloto” caí en cuenta de que habrá que hacer un par de ajustes, mínimos pero necesarios:
  1. La hora de acostarse debe extenderse a las 11pm, ya que en los últimos días he llegado del gimnasio a mi casa con el estrés de “tengo que hacer todo rápido” para poder dormir a la hora propuesta y me he quedado con cosas en el tintero (más bien en la lap top). A pesar de eso, debo decir que he escrito más de lo normal estos últimos días.

  2. El batido de Herbalife debe tomarse antes de acostarse y no al levantarse. La sensación de ansiedad durante la mañana sencillamente me enloquece y la posibilidad de comer ensaladitas de frutas, cereal con yogur y galletitas con café durante la mañana son enormes. Entonces, como se supone que el batido es reemplazo de comida, me resulta más fácil tomarlo (y calmar mi hambre luego del entrenamiento) y dormir.

He sufrido un poco a la hora de despertarme, pero eso fue mejorando hacia el fin de semana. Después de todo, es una cuestión de costumbre. Las 6am no son fáciles para nadie al principio. Aunque la dificultad también se presentó los días de los entrenamientos, pero también fue más fácil en el segundo que en el primero.

En resumen, creo que estamos cumpliendo y me parece cool!

Este fin de semana ha recibido el apoyo del censo, en cuanto a restricciones generales, pero también tuvo sus tentaciones. El viernes en la noche había se presentaba Pacho Hurtado en Gótica y a pesar del sueño que tenía estuve muy animada para ir. Solo a bailar y a tomar agüita, gaseosita o el riquísimo red bull. Pero me preocupaba no levantarme en condiciones óptimas al día siguiente, así que opté por mi camita.

La mañana de ayer fue full training. La sis, su bicho y yo corrimos toda la ruta en Barranco. Pancho no fue con nosotros, pero luego me contó que estuvo allí con Leonor. Estuvo muy divertido, entre otras cosas. Ya me había advertido el bicho que no era buena idea hacer la ruta con bvd. Terminada la ruta nos quedamos haciendo alboroto un rato (la sis y yo siempre hacemos alboroto, pero endorfinadas la cosa se pone grave, jaja). Eso causó que se acercara una de las camaritas que cubría el evento. Los tres cruzamos los dedos para que en la edición casi no salgamos.

Terminado el entrenamiento, me fui al gym con la intención de meterme al sauna un toque y regresar a mi casa; pero como quien mata el rato decidí subirme a una maquinita cardiovascular, terminados los 20 minutos, vi libre otra y decidí hacer tiempo hasta que empezara la clase de baile.

Las clases de baile en este gym nunca me emocionaron mucho, pero tampoco había entrado a la clase de los sábados y decidí probar. Sabia decisión. Me divertí muchísimo con la clase de Guydo. Era distinta a la de Eduardo del Energym, con quien te sacudías al ritmo de las coreografías de cuanta samba, merengue y regeatton existía, pero la pasé super bien.

Llegué a mi casa como a la 1pm. Exhausta. Desde entonces, inicié mi encierro. Avancé algunas cosas pendientes y me acosté super temprano.

Hoy domingo, estuve chequeando blogs y encontré uno que me hizo reir mucho. No sólo por el contenido, sino porque hacía falta hablar sobre ese tema en este espacio. Como le comentaba a Clotilde, “me quitó el post de los dedos”, pero se lo agradezco. Yo no habría podido contarlo mejor.

La mañana fue larga, no sólo por la espera del simpático adolescente que vino a censarnos, que por cierto me sacó de la ducha, sino porque luego la emoción embargó a mis padres y tuvimos un desayuno con conversa de cuatro horas. Plop!

Y tomé una decisión: Los quiero mucho, pero no estamos hecho para vivir juntos. No lo estuvimos antes, y ahora menos. Es tiempo de emigrar. Así que si conocen algún depa pequeño, bonito y acogedor, me avisan.

viernes, octubre 19, 2007

Milagro, coincidencia o lo que sea

Hace tres años estaba bastante conflictuada con el rumbo que había tomado mi vida. Tenía problemas con un proyecto profesional que había iniciado, no encontraba como re-encaminar mi vida laboral, estaba saliendo con un chico al que adoraba pero era una relación que existía más en mi cabeza (y en mi corazón) que en la realidad, la relación con mi familia también se encontraba en conflicto por una serie de motivos.

Entonces, Deb, a quien le debo el no haberme sumergido en la locura y sabe Dios en qué mas, me pidió que la acompañara a la procesión del Señor de los Milagros. Recuerdo que en el colegio algunas veces me quedaba luego de la hora de salida para verla, generalmente por pura coincidencia. Siempre era la segunda fecha de recorrido aquella que pasaba por las primeras cuadras de la Av. Brasil.

Acepté. No tenía muchas opciones de actividades y probablemente saldríamos luego a almorzar por allí. Si bien ya había recuperado mi catolicismo, luego de una época de separación de la Iglesia y todo lo que significaba y suponía, la idea tampoco me motivaba demasiado. Aunque, por el otro lado, no era una situación que me fuera del todo ajena. Resulta que Deb solía ir con frecuencia a la procesión, junto a su finada abuela, quien pertenecía a la legión de damas que lleva los zahumerios (mentiría si les digo que recuerdo el nombre).

Así como vino la primera visita, un día jueves si mal no recuerdo, vino la segunda, que coincidió con un fin de semana. Aquella vez fuimos con la fresita y la meli. Por esos días en los que conformábamos el aquelarre.

En esa segunda visita me enteré que la fresita había ofrecido llevarme a la procesión, pidiendo por mí, por mi tranquilidad y por el cumplimiento del principio del “novio bonito y el trabajo decente”. Me pareció un gesto muy dulce de su parte, aunque no lucía del todo convencida de la real utilidad de algo así. Sin embargo, lo agradecí de todo corazón entonces, y lo vuelvo a agradecer de la misma forma hoy.

Acompañe a Deb un año más. Ya mucho más familiarizada con el evento. El 2005 también fue complicado, pero parecía nada comparado con el 2004. De hecho algunas cosas empezaron a moverse. Ya estaba más encaminada, pero sobre todo más tranquila. Le empecé a tomar cariño al asunto.

Al año siguiente, ya fui sola a los tres recorridos. Casualmente, todo estaba visiblemente ordenado. La situación en general era completamente distinta. Había concretado tan mentado y controversial principio (que ahora ya caducó, pero de eso hablaré en otro post), y después de mucho tiempo me encontraba en armonía con el mundo.

No quiero hablar aquí de milagros ni de fe, porque creo que eso es algo que le concierne a cada uno.

Tampoco quiero tomar el papel de religiosa, porque definitivamente no soy quien para tirar la primera piedra. Solo quería contar la historia de cómo empecé a hacer de esto un hábito, y de cómo por lo que sea me hace sentir bien.

Este año pasó algo muy particular. Contra todo pronóstico llegué a los dos recorridos. El primero coincidió con el primer día de entrenamiento de los 10K de nike. Ni siquiera sabía que ese día salia la imagen. Pancho me plantó, yo llegué tarde. Al llegar a casa mi papá me comentó el recorrido y sin proponérmelo terminé en la Plaza de Armas con un amigo mío al que llevé sin saber que era ateo. La salida de la catedral fue un espectáculo y me pareció muy bacán que este año me tocara verlo así.

Lo de hoy fue igual de maravilloso. Era consciente de que el segundo recorrido era cerca del 18, y pensé que podría alcanzarlo el sábado 20. Hoy en la mañana descubrí que no sería posible. No sólo por el segundo entrenamiento de las aves de fuego, sino también porque mañana no salía la procesión. No me quedaba otra que tomar la decisión “Me voy hoy a la hora de almuerzo”. A lo que la sis gritó “estás cú cú” (léase loca). Bueno, eso no sorprende. Lo hice.

Lo genial fue que pude darle el alcance en entre esas primeras siete cuadras de la Av. Brasil ¿Dónde me instalé? No es muy difícil adivinar que me quedé en la puerta de mi cole. Fue muy emocionante. Demasiados recuerdos vinieron a la mente.

Aproveché después, obviamente, para entrar a la pequeña capilla dónde cuando era pequeña pedía para aprobar los exámenes (no puedo evitar la sonrisa por la inocencia). Y se cumplió aquella sensación que tuve el último 24. No volví a entrar igual, en la misma situación. Ni modo, fue para bien.

Luego de cumplir los saludos y agradecimientos respectivos, porque para pedidos ya deben estar ocupados ambos, regresé a la oficina con la sonrisa de quien ha recibido, por coincidencia, milagro o lo que sea, la oportunidad de vivir dos momentos espectaculares.

¿Qué más se le puede pedir a la vida?

miércoles, octubre 17, 2007

Hoy me miré al espejo y me reconocí complacida

Ayer salí de la oficina algo fastidiada. Para ser sincera no había pasado nada extraordinario que pudiera alterar mi estado de ánimo. O sea, los problemas de siempre, cosas que coordinar -que a veces se descordinan, incremento de proyectos -propios de la época, la cancelación de una reunión 20 minutos antes. En conclusión, nada fuera de lo común.

Había estado dándole vueltas a la idea de arreglarme el cabello hace algunos días. Por unas movidas de focus que iban a ser y no fueron, me pareció que el martes sería un buen día. Mejor que el miércoles en el que inicialmente estaba pensada la operación.

Vale decir que el cambio de día se debió también a lo adolorida que me dejaron los entrenamientos de viernes, sábado y domingo de la semana pasada. El lunes sería el día de descanso, pero luego caí en cuenta de que necesitaría un día más.

Llamé a Giannina para contarle el cambio de planes. Ella me acompañaría a la cita con mi peluquero. Mi nuevo peluquero. Al que visito hace dos meses. Es gracioso cómo hace dos meses cambiaron tantas cosas. Y el peluquero es importantísimo. En fin.

Crucé la Av. Angamos en espera de un bendito taxi que me pudiera llevar de un punto a otro dentro de Miraflores. Las 7pm no es buena hora para salir a la calle. Ni modo.

Llegué a AZUL, me recibió el encantador peluquero. Me senté y me colocaron la bata. Simplemente dije: quiero ser pelirroja y quiero un nuevo corte. Es que la relación con la persona que te cuida o arregla el cabello debe ser así de empática. Todo es un asunto de confianza. Saber que va a tomar la decisión adecuada con el tono y con la cantidad de cabello que te corta, así como con el estilo que elige para ti.

Yo confío en mi peluquero. Pongo en sus manos uno de los elementos más importantes del look de cualquier mujer (sobre todo de las vanidosas).

Mientras el artista trabajaba, la conversa con Giannina pasaba por detalles como los cumpleaños del Oktoberfest, algunos asuntos laborales (independientes y conjuntos) y obviamente el raje sobre el sexo opuesto (porque si no rajas de los hombres en la peluquería ¿Dónde?).

Pasó el tiempo del tinte. Aún recuerdo la expresión de mi rostro cuando vi en el espejo mi nuevo color aún húmedo. Fue como estar muy cerca a algo. Luego empezó el corte. Yo estaba dispuesta a dejar 10cm de cabello si fuera necesario, pero el creyó conveniente que el cambio no fuera tan drástico. Luego vino el cepillado. Es increíble los sentimientos encontrados que te puede generar que dos personas te cepillen el cabello en simultáneo.

Terminaron. Me gustó el resultado. Pero salimos tan rápido que no tuve mucho tiempo de tomar conciencia de mi nueva yo. En realidad, porque no era tan nueva.

Eso fue lo que descubrí antes de entrar a la ducha a las 6:30am. Me miré en el espejo y sentí que había vuelto. Era otra. Mejor dicho, era de nuevo yo misma. En mi mejor versión (no solo de apariencia, sino de feeling). Con nueva vibra. Me sentí bien (también cuando me pesé y habían 2.5kg menos – ja, todos mis números tan proporcionales).

Lo gracioso es que hoy fue un día como el de ayer. Casi casi con las mismas cosas, pero con todo diferente.

Recién pude volver hoy al gym y eso también ayudó, mucho. Ya no me duele nada y podré seguir cumpliendo con mi lista de propósitos. Por cierto, como debo seguir con ellos, me voy a descansar.

domingo, octubre 14, 2007

Señores… Que pase la disciplina!

Gracias a Pancho, recibí el aliento suficiente para animarme a inscribirme en los 10k de nike. Se la debía este año, ya que el anterior no pude por una serie de migrañas que me duraron hasta enero. ¿Locura? Suponemos. Eso no sorprende. Tampoco que somos más los inscritos-locos. También van la sis y su bicho.

El asunto es que yo no me inscribí para ganarla ni mucho menos (sería demasiado iluso de mi parte). Creo que mi reto (placer) más grande sería completarlo, pero tampoco soy tan optimista. Digamos que esta vez vamos a medir "el level". Supongo que algo debió quedar de aquella niña que fungía de velocista en sus años adolescentes. Crucemos los dedos.

Un día después de la dichosa inscripción yo estaba relajada. A mi lado, veía a Analía hacer unos cuadros extraños en Excel: Se estaba haciendo un programa de entrenamiento!!!!

Vale decir que eso para mí es chino cuando se aplica a la vida propia. Buenos son los cronogramas y ayuda memorias para nuestros proyectos de investigación, pero esto me parecía un exceso. Analía, por su parte, admitió que es un poco obsesa con algunos temas… y bueno.

Sin embargo, estuve haciendo revista a mi ritmo de vida durante el último mes. En una misma semana tuve el jueves de mojitos, el viernes de vino, planeaba el domingo de bayleys que fue reemplazado por un lunes de chela. Santo Dios! A ese paso no se puede conservar ningún buen estado físico.

Prueba de ello fue que el domingo 7 teníamos el primer entrenamiento de las “aves de fuego” a las 9am y yo llegué con media hora de retraso. Al ver el reloj a las 8:50am hice mi mejor intento de llegar, pero no me ligó. Además, Pancho también se quedó dormido. Plop!

Luego, por esos azahares del destino terminé en plena Plaza de Armas en la Procesión del Señor de los Milagros (a la que voy hace cuatro años gracias a Deb). Digamos que de alguna manera reemplazamos la carrera por caminata, si consideramos que de regreso se nos ocurrió ir a las Nazarenas y seguir la ruta todo Tacna, Wilson, lleva, lleva, lleva…

Regresé a mi oficina después de los feriados y me di con la sorpresa de que no podría ir a mis sacrosantas clases de spinning de las 7:30pm, porque me programaron focus desde el 15 hasta el 30 de octubre. Léase estaré en la oficina hasta las 10pm hasta fin de mes. Había perdido una importante oportunidad de empezar a entrenar. Entonces, me entró el stress.

Además, las trasnochadas no solo estaba afectando el estado físico, sino también la energía matutina para llegar a las clases de inglés de las 7am. Aún no hay grandes problemas, pero recuerdo que casi pierdo un ciclo por inasistencias y eso no es admisible. Ya no.


Por donde lo mire, las cosas no están en orden y decidí ordenarlas:


  1. No habrán tonos y/o trasnochadas para mí hasta 11 de noviembre. Se hará una excepción el 31 de octubre, por obvias razones.
  2. Los drinks de media semana, de principios y de finales, quedan suspendidos hasta el 11, por más stress laboral que aparezca. No habrá excepción para esta regla.
  3. Iniciaremos un régimen de alimentación saludable. Finalmente mi madre me convenció para tomar el batido de Herbalife. Bueno pues, lo probaremos en el desayuno que no solía tomar.
  4. Se acabaron los pizza hut, chilis, sofás cafés, patagonias, pardos, bembos y demás en la noche. Las libertades sólo se podrán hacer durante los almuerzos. Sin excesos.
  5. Entrenaré por lo menos cuatro veces por semana ¿Cuándo? Viernes que salgo a las 8:30pm, sábado, domingo y un día opcional entre lunes y jueves, si no hay focus o termina temprano. ¿Cómo? Máquina corredora durante 50 minutos sin parar.
  6. Procuraré acostarme como máximo a las 10:30pm TODOS LOS DÍAS para dormir un tiempo decente.
Afortunadamente, nadie se verá directamente afectado con estas últimas medidas. Creo, amigos míos, que sabrán comprender que no esté tan “disponible” como siempre. Además, supongo que más de uno estará con la espátula para despegarme del piso cuando termine la carrera (espero en la línea de meta).




domingo, septiembre 30, 2007

Identidades: Dos versiones dos

La sexy


Marvelous Amorous Lover Expertly Volunteering Overwhelming Loving and Arousing, Delightful Yeses


Get Your Sexy Name



La mounstro


Madness-Addicted Livestock-Eating, Villager-Obliterating Lycanthrope from the Arcane Dreaded Yonder


Get Your Monster Name



¿Será cierto esto?

domingo, septiembre 23, 2007

Manito… ¿Qué michi es la mesura?

Mi hermano regresó a Lima hace aproximadamente un mes. Volvió a vivir con nosotros, en casa de mis padres, después de dos años y medio en Arequipa. Ha sido un re-acomode menos complicado de lo que pensé, afortunadamente. Pero además de su ropa, sus muebles, sus libros, su equipo cuadrafónico (como los de las tarjetas de “polladas”) y su nueva lap top, trajo casi como muletilla un nuevo protagonista en mi vocabulario: la mesura.

Es una palabra que me desagrada fonéticamente, sin contar lo semántico claro. Digamos que no es precisamente uno de los puntos cardinales de mi comportamiento. Ni modo. Es una de esas palabras que no tienen mucha presencia, como la disciplina y el sacrificio. Yo soy un poco más apasionada con mis acciones.

Es decir, me apliqué en el cole porque me encantaba, estudié mi carrera porque me enamoré de ella, tuve problemas y me levanté porque amo mi vida, ahora vivo en la pajarera porque disfruto mis 48 horas semanales, allí me trepo a las misiones más rangers porque adoro el peligro, voy al gym cada vez que puedo porque mi éxtasis radica en ajustar más esa bicicleta y descubrir que cada día se puede obtener más resistencia.

En general me trae buenos resultados, pero reconozco que no siempre; ya que en algún momento se hace necesaria una dosis mayor, nunca es inexistente aunque a veces parece, de reflexión y estrategia.

La parte que más sufre es la que se conecta con mis relaciones personales, que hasta hace poco se mantenían en los estándares, pero en algún momento se empezó a salir de control.
Entonces, comencé a prestarle más atención a la dichosa palabrita.

mesura. (Del lat. mensūra, medida).
1. f. Moderación, comedimiento.
2. f. Gravedad y compostura en la actitud y el semblante.
3. f. Reverencia, cortesía, demostración exterior de sumisión y respeto.
4. f. ant. templanza (‖ virtud cardinal).
5. f. ant. medida.

Más aún, porque la dichosa palabreja estuvo rondando el ambiente en los labios de mi hermano, de mi madre, de mi abogado, y obviamente en los míos durante esta primera quincena.
“Engríete con mesura”
“Haz las cosas con mesura”
“Tómalo con mesura”
“Escríbeme con mesura” (Romy)

Por allí alguien me dijo que parecía que estaba hablando de estos chistes de morenajes “el negro mesura” Pero ¿alguien imagina a un dios de ébano mesurado? ¡yo no!

Con este retumbe en los oídos me dirigí al blogday. Obviamente no conocía a nadie, en la blogósfera solo me conocen mis patas (mi barrio, jajaja). Casí quedé con el pairazaweb, pero al final yo llegué tarde y el nunca lo hizo, porque era también su cumpleaños.

Así emprendí mi caminata de mochileros a Dragón (llevaba semanas queriendo ir, en una ocasión el pobre Panchus terminó plantado, en fin), a ver si en el camino encontraba algo de mesura, pero no fue así.

Una vez en mi destino, me instalé en la barra. Después de algunos viajes sola a provincia cogí esa costumbre (no se si mala o buena) de plantarme sola en un bar (Blanquita, no eres la única. En el dolor… jajaja). Un buen trago, buena música y tiempo para reflexionar. Superar un shock emocional múltiple que cruzaba lo familiar, laboral, económico, personal, romántico, etc.

Terminé la primera copa y empecé a jugar con el cell (mi extremidad adicional). La semana anterior había recibido una llamada de mi mejor amigo, cuando me encontraba camino al Eka a celebrar el cumple del novio de mi sis; entonces decidí devolver el favor. La idea de que me encontrara sola en un bar lo descuadró y apareció en mi “rescate” a los 30 minutos.

De mesura, no tuvimos mucho. Nos pegamos la re-lora y la re-juerga hasta el amanecer, tanto así que al llegar a mi casa empalmé con un partido de los jotitas. De hecho fue una buena compañía y una muy buena noche, pero creo que debo continuar con la búsqueda. ¿No les parece?

viernes, septiembre 21, 2007

Recordando “choques y fugas”

Ahora en silencio voy recordando algunas cosas de la semana.

El lunes volví a la oficina después de vacaciones breves, una semana. La idea fue retomar la tesis, si si otra vez la interminable tesis; pero otra vez, tampoco se pudo. Una tentativa de desconexión, trámites internacionales, cosas de mujeres y un síndrome depresivo bravazo fueron los causantes.

La semana antepasada estuve en Puno. No me congelé tanto como me dijeron y tampoco fue tan complicado como me advirtieron; pero el vuelo de ida si me tuvo un poco ansiosa, por un retraso en la salida y por la aerolínea con la que cruzaría los Andes.

La estadía fue agitada e intensa. Estuve 24 horas exactas entre Juliaca y Puno, resolviendo problemas, recibiendo indicaciones desde Lima, dando algunas otras relacionadas con mis pendientes de vacaciones, todo contra el tiempo. Casi sin comer, sin descansar y con el ligero impacto de la altura. En fin, esas eran las condiciones y todos aceptamos.

Me quedé con la miel en los labios y tengo pendiente volver.
Puno Pone!

El motivo: tenía que llegar el viernes 7 a Lima para ir a la fiesta de la Virgen y de la Cruz de Cocachacra. Mi familia participaba en un evento particular esa medianoche y yo tenía que estar allí como sea. Así fue, pero no duré mucho. Para el sábado en la tarde ya estaba en Lima.

Lo anecdótico fue que conocí a un psicólogo mexicano con maestría en Zabreb radicado en Arizona, donde trabaja para una agencia de publicidad, y a pesar de que anduvimos conversando de lo más animados y teníamos bastante cositas que compartir no fui ni tantito capaz de pedirle el correo electrónico. El se devolvía en 10 horas a los yunaites. Hubiera sido más fácil darle una tarjeta, pero ¿quién lleva una tarjeta de presentación a Cocachacra? En fin.

A mi regreso, mi pequeña tabitha, lap top sin nombre entonces, colapsó. Un virus malo la contaminó y anduve buscando doctor para lap tops bebe sábado por la noche. También estuvimos buscando paqueques con Deb, y encontramos unos muy malos (no diré el nombre del café, pero es uno que se encuentra en el parque Kennedy).

Mi pequeña durmió fuera de casa, así que pasé por ella el domingo. Almorcé con Draven mientras esperábamos su retorno a mis brazos, nos pedimos aquel combo enorme de kfc que viene con tres leches y casi lo terminamos (q bestias!). Una conversa chévere con harto desahogo. Bien ahí.

Claro, ahora que sigo recordando, bauticé ese fin de semana como el de los “choques y fuga”. Si prestamos atención hice varias cosas, pero todas de un ratito, intenso pero luego me quité, jajaja.

Esos extraños mensajes del destino. Igual esperaré en silencio, quizá pueda luego hasta cantar.
Quiero hablar….

Amanecí sin voz. Pedí un día de silencio porque tenía que honrar el recuerdo, pero mamá naturaleza se la tomó con ganas y me dio dos. Siempre generosa conmigo. Hoy no se me escucha ni un miserable decibel.

Reconocí lo dependiente que soy de mis palabras. No pude tomar un taxi, hacer una sola pregunta durante mi capacitación, responder una sola llamada de la oficina, hacer las coordinaciones de siempre, ni decir una “frase célebre”o jugarle bromas a la gente de la pajarera, tampoco ordenar mi almuerzo y mucho menos decir qué me dolía para que me pudieran decir qué podía tomar.

Así eche mano de varios correos electrónicos para facilitarme la única comunicación posible desde que nos bloquearon el Messenger. Muy pocos respondieron, seguro porque últimamente mi servidor es un desastre, pero igual se agradece. La ingeniosa salida no fue tan efectiva. De pronto escuchaba “chicas, una pregunta” y yo no podía responder más que con señas y me quedaba con tanta info por soltar. Demasiado frustrante.

La idea de los post its se acabó cuando me tomaron demasiado tiempo y me perdía la ilación del tema y sobretodo la oportunidad. Algo deprimida salí a almorzar con la sis. Ambas necesitábamos nuestro baño de “Magma”. Y vaya que nos reanimó, jajaja.

Hacia la tarde decidí concentrarme al 100% en mi informe. Sin ocio creativo. Mi misión era el informe. Finalmente, para eso enrumbé a la oficina hoy. Y a eso me dedique. En realidad fui a trabajar porque el deber llama y porque soy una masoquista completa. La garganta me dolió todo el día. Pero incluso el dolor era soportable. Lo que hasta ahora no aguanto es no poder hablar.

Al final del día una llamada al cell, de las pocas que pude contestar (más por la necesidad que por la capacidad). Era mi madre. Por fin con la gran receta que aliviaría mis males y la promesa de una inyección que me dejaría como nueva para mañana.


Casi a la 1am, el gran remedio no llega y creo que por hoy no lo hará. Ni modo. Querida clínica, allí nos vemos.

jueves, agosto 30, 2007

Despiértame cuando pase el temblor

Buscando retomar el ritmo, las últimas semanas se la dediqué al trabajo. Luego de que la terapeuta me dijera que prácticamente soy una nazi conmigo misma (lo cual no sé dónde escuché antes), decidí concentrarme en el trabajo que me estaba brindando un buen espacio para canalizar mi energía.

Todo iba espectacular, cogiendo un ritmo de clase de spinning después de red bull. La semana tenía ese frío intenso, que disfruto desde pequeña; hasta que apareció ese extraño sol. Demasiado calenturiento, demasiado feliz. Algunos incautos hasta se habían puesto de buen humor. Yo no entendía qué se podía celebrar.

La tarde del miércoles fue bastante divertida en la pajarera: hubo sesión de fotos. Todos hicieron gala de lo nerviosos que se pueden sentir frente a una cámara, a pesar de que solo yo estuviera detrás. Estaba empezando con mis nuevos bebés (proyectos) y decidí hacer un alto para bajar las revoluciones. Abrí ese correo que vi en mi bandeja un rato antes y decidí dejar para después, solo para no malhumorarme. Decidí responder por última vez, pero no terminé.

La interrupción de una compañera fue el inicio de los casi dos minutos más largos, extraños y alucinantes de mi vida. De hecho, todos estamos acostumbrados al shake it shake it, pero también sabemos que más de 20 o 30 segundos no dura. Por eso hasta atinamos a seguir correctamente las instrucciones de defensa civil que acumulamos desde el colegio.

Tercer piso de la casa del fondo. Allí está la pajarera. Tres de ocho estábamos presentes, quienes luego de reflexiones periódicas íbamos avanzando poco a poco hacia la puerta. Primero decidir salir de la oficina, luego bajar al segundo piso, de un marco de puerta a otro; hasta que viendo que la cosa continuaba decidimos enrumbar hacia la calle.

La calle fue otro episodio. Treinta personas en medio de la pista formando el círculo de seguridad, también heredado de la época escolar; solo que algunas, presas del pánico, empezaron a gritar y llorar. De hecho, no era para menos. Una vez afuera tampoco había ninguna seguridad. La tierra se seguía moviendo, los postes, los árboles, los cables de luz y teléfono. Y no acababa. De pronto el dichoso resplandor, que no vi sino hasta ayer en youtube. Qué cosa tan impresionante!

En un momento, se cruzaron por mi mente imágenes de mi familia, y gente muy cercana. Sinceramente pensé: “uy caray, ya fuimos”. Gracias a Dios tranquila. Tal vez porque trato de no dejar pendientes y hacer todo lo que se me permite.

Cuando el asunto terminó y todos nos empezamos a recuperar del super susto, la primera reacción fue usar el teléfono, pero SE CAYÓ LA SEÑAL. Eso fue malazo. Sabía que todos estaban bien, pero no tenía idea de dónde. Algo de fe de bruja.

Poco a poco fueron apareciendo y con ello reduciéndose la angustia, pero no por ello la tranquilidad. El maretazo y las réplicas no me dejaron dormir, incluso no lo hacen hasta ahora. Además de las noticias del resto del país. De Pisco, Chincha, Pucallpa, Huancayo, Piura, Arequipa, Huancavelica. Todo era demasiado confuso y lo único que quería, como todo el mundo, era estar con la gente que quiero.

Obviamente, al enterarme de todo y en especial de quiénes se habían llevado la peor parte, era momento de reaccionar. Como siempre, fue más fácil concentrarse en “el otro” y hacer lo que se pudiera; incluso recordar a aquellos parientes lejanos que me heredaron el tono de piel y el ritmo en las venas. Había que portarse a la altura.

Debo reconocer que no solo se movió la tierra. A partir de eso, las personas se sacudieron y me mostraron diversas reacciones, algunas muy atinadas (que agradezco) y otras no tanto. De pronto te das cuenta hacia dónde te lleva la brújula. Quién está, quien no. Oh Dios! Los top of mind son tan importantes. Altamente instructivo.

Pero la vida continúa, aunque suene incomprensible. Llegó el tiempo de retomar la “rutina” e incorporar las nuevas variantes. Una de ellas, la presencia de mi hermano, que luego de dos años en Arequipa, se muda al cuarto del costado. Pocos días después del terremoto, le mostraba algunos de los videos en la página de El Comercio. No podía evitar que se me cayeran las lágrimas.

Suelo ser fuerte, de hecho me sorprendí de lo bien que reaccioné; pero recordar esas sensaciones fue demasiado heavy (considerando además que ando sensible por otros temas).

Ahora ando buscando algo de tranquilidad en muchas visitas al Starbucks que espero no se reflejen en una adicción más, porque nada en exceso es saludable.


domingo, agosto 12, 2007

¿Camino a la blogadicción?

En las últimas dos semanas se han dado una serie de cambios en mi vida muy powers. De pronto se movió todo, muy rápido, en distintas intensidades, hacia distintas direcciones; y hoy el panorama aparece sustancialmente distinto.


Después de dos años, acepté ir de “campamento” nuevamente con mis amigos del Guetto. A pesar de haber jurado “no lo hago nunca más”, me convertí en guía turística y los llevé a Cocachacra (aquel pueblito del que siempre hablo, casi en secreto, porque muy poco gente lo conoce). Paseo de fiestas patrias bastante divertido.

A los pocos días, me volví a matricular en el gimnasio. Gracias a Dios no hubo oportunidad de tomar sol en la piscina durante el viaje a las alturas. No me hubiera podido recuperar del papelón. Soy bastante alpinchista, pero también me veo en el espejo.

Luego de semanas de meditación y búsqueda, adopté a la pequeña “lap” que aún no tiene nombre. Y aunque su clave hace honor a un nuevo “evento”, supongo que está esperando bautizo oficial con padrinos y todo. Por lo pronto conoce a varias tías y tíos.

El objetivo principal de la adopción fue retomar la tesis. Aquella que tuve que matar y ahora, gracias a otras movidas del destino también, podré reformular.

La chamba sencillamente espectacular. En esta semana pude cerrar dos proyectos muy importantes para mí. Uno de los cuáles significó dos meses y medio de chamba, en un esfuerzo multitudinario; y el otro me llevó al esoterismo de intentar leer la mente de mi querido padre, pero lo conseguí.

Ahora hay dos nuevos que me emocionan bastante, ambos en temas que domino; y uno extra con el que debería viajar a Cusco en la segunda quincena de agosto. Justo tenía ganas de salir de Lima, me hará bien.

Paradójicamente, se ha reactivado mi vida social, pero tengo más tiempo libre; tal vez porque ya no hay novio. El festival de cine, me tuvo algo atareada la semana pasada, así como las salidas con l@s amig@s (de la chamba, de la infancia, del colegio, de la universidad, y los individuales por supuesto). Ahora incluso estoy viendo detalles sobre el festival de la salsa, al que espero llegar a pesar de su hora de inicio.

El problema es que llego al fin de semana agotada de tanto estudio, trabajo, gente y juerga; que solo me antoja pasarlo en cama. ¿Y que hago en cama? Luego de que el teléfono deja de sonar en la mañana (gracias Deb) me pongo a jugar con mi pequeña.

Así he visto películas, buscado videos de jodas, revisado blogs, actualizado los propios, comentado ajenos, bajado música, reencontrado amigos. En menos de 10 días he reído a carcajadas, jugado, disfrutado, estudiado, trabajado, socializado, llorado, recordado, etc. al frente de esta pantalla. Prácticamente mis momentos conmigo se han convertido en los momentos con mi pequeña.

Incluso me sorprendo por horas en mi cuarto, cosa que no hago hace por lo menos diez años. He notado que el color de las paredes era realmente acogedor; que los adornitos étnicos, que traje de los viajes a provincias de este año, son realmente encantadores; que mi cama es comodísima; que mi corcho de pendientes es realmente utilitario y que poco a poco podré vaciarlo; que mis peluches son de lo más apachurrables; que me faltan flores y una nueva cómoda para hacer de éste un lugar más feliz.

Espero que este fenómeno sea pasajero, por la novedad y la confluencia de factores. Osea, no puedo convertirme en lo que tanto critiqué. Por lo pronto tengo los resultados de un test reciente, que espero no sea un mal presagio.


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No por Dios, nunca tanto.

domingo, agosto 05, 2007

Con la hoja en blanco, otra vez

A diferencia de otros años, mi último cumpleaños transcurrió de la manera más natural. Inicié el día con una llamada, cosa que no me había pasado nunca; y luego la familia apareció con obsequios, lo cual también es una novedad, sobretodo porque todos me gustaron.

Otra variante este año era que lo pasaba en la oficina. Los dos últimos años la fecha coincidió con sábado y domingo. Y a los 25, que cayó viernes, recientemente había abandonado mi empleo. Esta vez me dieron la tarde libre, lo cual me pareció un lindo detalle, y obviamente, aproveché en pasarlo como toda nena merece: en la pelu. Finalmente una íntima velada en Fridays selló el día con broche de oro.

En general fue un buen día, sobretodo porque ha significado una serie de cambios, que creo (como siempre) son para mejor. Algunos vinieron con desilusiones, otros con situaciones conflictivas y otros con nuevos personajes en la historia (algunos no tan agradables); pero confío en que todo ello me seguirá haciendo crecer.

Debo confesar que esta vez mi actitud es más cool, mi espíritu más fuerte y mi decisión más grande. Tal vez porque durante el último mes aparecieron nuevas ilusiones y nuevos proyectos, a los que obviamente les pondré todo el punche de “la guardamino”.

Probablemente hoy sea buena ocasión para hacer el balance de medio año, que esta vez llega con cierto retraso, con los mensajes respectivos de agradecimiento.

A las mujeres: Analía, Deborah, Giannina y Tania, que aparecieron con adecuados consejos y ese apoyo de nena indispensables en los momentos que mi inexperiencia lo necesito. Gracias por su cariño y preocupación, chicas. Es bueno saber que siempre se contará con ustedes.

En este grupo debo agregar a un nuevo y joven valor que tendrá más protagonismo del que parecía. Gracias Darling, a ti que con frases clave de café me iluminaste el camino.

A los boys: Héctor, Betto, Gonzalo, Draven y Alejandro. Mi ejército de salvación. Cada uno con su misión específica. A los dos primeros, gracias por su fe y buenos deseos. A los segundos, gracias por los lapazos psicológicos que siempre ayudan.

Aquí también hay un nuevo y joven valor que sin darse cuenta me mostró la luz, aunque el método me haya parecido al principio un poco insolente (terapia de choque, que le llaman). Obviamente tienes más “lleca” que yo y creo que puedo aprender algunas cosas de ti, por lo pronto eres “divertido”.

A conectalandia: por ofrecerme en medio de todo un GPTW. Definitivamente la pajarera es el point para liberar nuestros demonios internos, jajaja; nuestros hermanos mayores super comprensivos; y nuestro padre, bueno, es nuestro padre.

Finalmente a Doc, gracias por acompañarme todo este tiempo. Creo que fue productivo para ambos, nos hicimos bien. Apoyamos nuestros procesos inversos: Uno debía relajarse y el otro tomarse las cosas más en serio. Creo que aprendí lo mío y espero que tú también. De todas maneras, aún es largo el camino.

Gracias a todos, porque me permiten iniciar mi camino a los 28 con un background chévere. De nuevo con la hoja en blanco, lista para ser llenada con lo que tenga que venir.

viernes, junio 22, 2007

Mis vacaciones: la segunda mitad

A mi regreso de Arequipa hice otra de las cosas maravillosas que más adoro: Ir a clases. No a tomar un curso en la universidad o algún centro de idiomas; sino a dictar. Una de mis pasiones que aún no realizo en toda su plenitud.

Por enésima vez me entretuve con el lindo deporte de revolcar chibolos. No, no señores, no me refiero a aquella debilidad de la que fui presa por partida triple entre 2005 y 2006; sino a las evaluaciones periódicas que realizo en un cursillo de noveno ciclo en la universidad.

La experiencia: espectacular. Es muy tierno poder compartir lo que uno sabe o ha aprendido a lo largo del tiempo a través de métodos didácticos y sobretodo de los no tan didácticos. Vi cosas preocupantes. Algunos puntos que ya deberían estar claros, no lo estaban; y bueno, había que echar mano en el asunto. Pero también vi mucha ilusión, mucho feeling, mucho potencial; y eso renueva demasiado.

Es mostro recordar todos los ánimos que uno tenía cuando estaba en el último año de la universidad. Cuando piensas, sueñas, con lo que estás a punto de alcanzar. Cuando sabes que vas a ser eso que querías ser y por lo que te esforzaste, de diversas maneras, para alcanzar.

Muchos de esos sentimientos que yo siento perdí en el camino, y algunos de mis conocidos también. Recuerdo hace ya varios meses una reunión con mis colegas en la que reflexionábamos acerca de lo que nos ha dado ser Comunicadores.

La mayoría coincidíamos: primero nos mechamos con nuestros viejos, luego le pusimos mucho punche, nos enamoramos de la carrera, y luego salimos al mundo.

Allí la cosa fue más complicada de lo que nos imaginamo. La carrera incomprendida por nuestros padres también lo fue para algunos de los jefes con los que empezamos a trabajar y nos enfrentamos a lo que todos: harta chamba y poco sueldo, aunque siempre, mucho amor. Digamos que este enamoramiento universitario es lo suficientemente sólido como para que dure para toda la vida. Eso es algo de lo que me doy cuenta diariamente, más aún durante el último año.

Probablemente todos tenemos zafado un tornillo y nos gusta el maltrato divertido. Porque ninguno de los que conversaba conmigo ese día podrá negar que se vacila en lo que hace. Aunque trabaja sábados y domingo en hora de oficina y after office. Aunque a veces nos llaman en horarios incomprensibles, para hacer consultas y / o solicitudes incomprensibles, pero allí estamos.
Creo que necesitaba también ese refresh como parte del break que estaba tomando antes de retomar la “conexión”.

viernes, junio 15, 2007

Recién bajada (cómo siempre)

Gracias a una movida magistral logré darle fecha a mis vacaciones. Ya llevaba postergando el dichoso viaje a Arequipa casi dos meses. Qué le vamos a hacer, me gustan los cerros. Además quería tomar distancia de la casa, de la oficina, de la universidad (con la que me encuentro en coqueteos), de los amigos, del novio, de todo lo que habitualmente suelo hacer por estos lares.

El objetivo era descansar, dormir, caminar, rascarme la barriga, mirar el sol y pensar. Viajé para alejarme de la juerga, el baile y la chela (ilusa yo). Lo que sí tenía claro, y efectivamente se cumplió, era que me iba de tour gastronómico.

DIA 1: La llegada. Romy en el Jorge Chávez y en el Rodríguez Ballón hablando por fono con la mamá, el novio y el hermano. Llegando a Arequipa el primer detalle: No hay taxi. Mi queridísimo hermano no había llamado a nadie para que me recogiera y los taxistas del aeropuerto se encontraban… en un campeonato de futbol! (léase, no chambeaban).

Almuerzo tranquilo. Las náuseas y los mareos no me dejaron vivir en paz aquel día (¿mencioné que soy extremadamente delicadita cuando viajo?). Noche de cafecito con la gentita de las reguladoras arequipeñas.

DIA 2: La limpieza. Un hombre viviendo solo durante dos años no es precisamente un referente de orden y pulcritud. Entonces yo, maniática en el tema, inicié la operación. Sobretodo porque consideraba que pasaría casi una semana allí y debía hacerme de una morada agradable. Luego vinieron duchas exfoliantes, algo de lectura, internet y algunas caminatas. En la noche, cumpleaños del primo, también residente en la ciudad, con sus respectivos drinks que incluyeron presentación telefónica del novio y terminaron a las 3am

DIA 3: Noche de baile. Caímos en una salsoteca en la Av. Dolores: el Moon Ice (eso creía yo, grande fue mi sorpresa cuando vi el letrero que decía Munays). La música buenísima. Nos encontramos con dos amigos de mi hermano, que luego fueron cuatro, seis y terminé sumergida en un grupo de 10 muchachos (para variar).

Anécdota 1: me presentaron a un nene apodado “el diablo” que no pudo contener el rostro de alivio cuando me presente “Ah! Tú eres el diablo. Hola, yo soy bruja!”

Como era de esperarse (porque estaba en una disco, con mi hermano y rodeada de varios jovencitos) bailaría toda la noche. Solo que lo que se vislumbraba como una noche exclusivamente salsera tuvo sus toques de latin pop (bien onda cero y viva fm), música tradicional (morenada, carnaval arequipeño, saya y valcesito) y la infaltable cumbia (chicha en buen cristiano).

Anécdota 2: la cara del fulano con pose de ganador que me sacó a bailar saya y que luego de 15 segundos no sabía donde meterse porque recordé tolitita la coreografía de la época de mis clases de foklore. En fin, gajes del oficio. No señores, no sólo se bailar bien salsa. No me limiten! (sorry, ese fue el momento egocéntrico)

DIA 4: La caminata. Despertamos a mediodía y obviamente no quedaba más que salir a cazar el dichoso desayuno-almuerzo que nos llevó a la Tradición Arequipeña. Nuevamente emocionada con la comida y no tanto con la cerveza arequipeña (sorry queridos, pero ¡Qué viva la cusqueña!). Luego de recargar las energías iniciamos la ruta. Me llevaron por la Dolores a conocer “Bustamante y Rivero” terminamos por el mercado “Andrés Avelino Cáceres”. Mi hermano quería que viera los contrastes (todo en el sentido profesional de la palabra), no hay duda.

Luego terminamos al otro lado de la ciudad en el Mall de Yanahuara. Mi venganza fue sentarlo a ver “Colorín Colorado”, pela que ya sacaron de cartelera en Lima y que es sencillamente malaza. Finalmente una vuelta viendo libros por San Camilo, antes de prepararnos para salir de juerga nuevamente, solo que hubo un pequeño inconveniente. Nos quedamos dormidos. Plop!

DIA 5: La comilona. Por primera vez durante el viaje tomé desayuno a la hora en la que habitualmente se consume. Nos levantamos a las 9am y fuimos nuevamente a San Camilo, a buscar queso, mantequilla y todas esas cosas ricas que se producen en el sur. Pero mi hermano no pudo contener el antojo al ver sanguchito de lechón, arrocito con pollo, rocotito relleno, pastelito de papa, cebichito, etc, etc y consumió todo lo que pudo acompañado de su infaltable jugo de maca. No en vano decimos que come como "camionero".

Sin embargo, yo quería café. Así que lo arrastré hasta el Patio del Ekeko donde tomamos un desayuno convencional (de gente). Entonces alguien llamo mi atención entre la multitud. Ya habíamos cruzado miradas en el hall y se dejó observar mejor desde el tercer piso. No me pude resistir a sus encantos y la adopté. Abrió los brazos, dijo “mami” y asintió con la cabeza en señal de aprobación al ser bautizada como Linda Cecilia Bustamente y Rivero.

Sonó el celular y llegó la confirmación para el almuerzo con mi primo. Terminamos en la Hacienda del Molino de Sabandía. Comimos buenazo: escribano, chicharrón, malaya, costillar, ocopa, entre otros. Que barbaridad!!! Y como si no nos hubiera bastado nos fuimos a “La Cecilia”, y celebramos hasta las 10pm.

DIA 6: El regreso. Despertamos con las justas. Rubén para ir a la oficina y yo para desinstalar mis pertenencias y hacer maletas.

A las 9:30 suena el teléfono. Un muy querido amigo pidiendo una billetera en el Pedro P. Díaz. No hay duda de que soy una amiga muy dedicada. Ya vestida como señorita, caminando con tacones en plena plaza de armas para buscar la dichosa billetera. Plop!

Al final el intento solo sirvió para achicharrarme un poco, pero esas son las cosas que se hacen por un amigo.

Enrumbé al aeropuerto con cierto retraso, pero afortunadamente llegué a tiempo. Al hacer las respectivas llamadas de reporte solo me respondió el silencio y algún mensaje de texto. Duh! Es lunes y todos están ocupados. Arribamos, Linda Cecilia y yo, casi a la hora de almuerzo disfrutando de la maravillosa neblina (y no estoy siendo irónica) y listas para retomar las actividades programadas para esa noche (ver próximo post).